-Diré
que yo estuve allí...
Cuando
se es testigo de un acto o un hecho sobresaliente, se puede afirmar
con toda rotundidad, acaso para reafirmar los valores del mismo, que
tal presencia es intransferible, que lo vivido o lo palpado es
unipersonal y fue posible saborear todo su esplendor.
Fue
en el Castillo San Felipe [Espacio cultural], convocatoria de la
apertura del curso académico (o de actividades) del Instituto de
Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC).Se unieron, bajo el título
“Los crímenes de Agustín Espinosa”, el escritor grancanario
Alexis Ravelo y el músico portuense Ismael Perera. Ninguna otra
entidad ha hecho tantos esfuerzos para proyectar la vida y obra del
insigne autor portuense que el IEHC. En el que es su año, el año
espinosiano, según decidió el Gobierno de Canarias para identificar
el Día de las Letras Canarias, el Instituto dotó de contenido
sustantivo la tradicional conmemoración del 12 de octubre (fecha con
la que arranca el curso que se prolongará hasta el próximo verano)
con un acto singular que tenía mucho de experimental -no fue ni una
conferencia ni un concierto al uso- y que resultó todo un éxito:
por el marco -lleno en el recinto- y por el nivel de los
intervinientes, entre los que hay que consignar a los directivos
Julio Afonso Carrillo y Margarita Rodríguez Espinosa y al alcalde,
Marco González Mesa. Son tantos los aspectos que hay que seguir
descubriendo de la producción intelectual de Espinosa, que
testimonios como el de Ravelo o la ejecución de Perera al piano
vienen a resaltar la dimensión de obra del escritor. Por eso...
-Diré
que yo estuve allí.
Para
escuchar a un Alexis Ravelo, fresco, espontáneo y cercano. Leyó
Crimen
-la
expresión más lograda y significativa de la literatura surrealista-
a los 19 años y desde entonces se enamoró de su obra, de su
imaginación inigualable entre los de su generación. Se nota que
Ravelo lleva en su piel la escritura de Espinosa. Por eso, cada
palabra, cada expresión, va encarnada de pasión, la misma que puso
en sus investigaciones José Miguel Pérez Corrales, el más
conspicuo de sus estudiosos. Alexis Ravelo subrayó que la
desatención o la infravoloración hacia la obra de Espinosa ha
ocurrido fuera. Pero su aparición y sus textos “aparecen en el
contexto de una explosión creativa en la trastienda del mundo”. Y
cuando desmenuzó las etapas del proceso de depuración al que fue
sometido el escritor portuense -en el que hay un papel relevante y
perseguidor del cura Manuel Socorro Pérez- fue explicando las
acciones, las maldades, los “delitos” que, metafóricamente,
sustanciaron “los crímenes de Espinosa”, haciendo suyo,
naturalmente, el título de su obra más destacada, cuya próxima
edición, por cierto, anda ultimando para que aparezca en breve en la
colección 'Libros del tiempo', de editorial Siruela. Fue un relato
lúcido y ameno que elevó el tono de admiración hacia el escritor,
protagonista también de la Exposición Internacional del Surrealismo
celebrada en la capital tinerfeña en 1935, año en que aún presidía
el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife. Junto a Pérez Minik, Eduardo
Westerdhal, López Torres o Pedro García Cabrera, hizo cuanto estuvo
a su alcance para impedir la prohibición de la película de Buñuel,
La
edad de oro. No
olvidó Ravelo otro de los crímenes de Espinosa: firmar un
manifiesto que Gaceta
de Arte publicó
contra la línea editorial ultraconservadora de Gaceta
de Tenerife que
se oponía ardorosamente a la proyección de la cinta.
Sonaron
atronadores los aplausos para el cofundador de la revista literaria
La
plazuela de las letras, cuando
minutos después se puso al piano Ismael Perera Hernández (Puerto de
la Cruz, 1971), licenciado en Interpretación y Pedagogía del Piano
por la Associated Board of the Royal Schools of Music y experto
universitario en Recursos y Métodos de Educación Musical por la
Universidad de La Laguna, compositor, intérprete y director de
grupos y orquestas.
Perera interpretó
a José Espinosa, hermano del escritor. Hurgó y hurgó hasta que
encontró unas partituras que ha querido respetar, sin perjuicio de
algún mínimo ajuste para su reconstrucción. Fueron tres piezas
breves para piano, de claro sabor afrancesado, escritas en los años
1929 y 1930: Preludio, Berceuse y Pastoral. La mesura y la serenidad
de las que hizo gala Ismael Perera, tras las explicaciones que
ofreció después de la documentada presentación de Margarita
Rodríguez Espinosa, fueron el broche de oro de un acto que cautivó
a los habituales asistentes de las convocatorias del Instituto y a
quienes, más o menos conocedores de la obra de Espinosa,
contrastaron el nivel y la calidad de la performance. Quién sabe,
como preguntó el alcalde en su intervención de clausura, si fue un
estreno, también para los descendientes que no podían disimular su
emoción cuando todos nos congratulábamos del contenido y del
desarrollo de aquel acto, por fortuna grabado por el IEHC. Fue una
cita histórica, desde luego. Todos se marcharon satisfechos y unos
cuantos podrán corroborarlo:
-Yo estuve allí.
1 comentario:
Excelente iniciativa!. Casulamente, estoy en la lectura de la novela "Los Milagros Prohibidos" de Alexis Ravelo donde el libro"Crimen" de Agustin Espinosa es protagonista. Reconozco que desconozco la obra de Espinosa (no asi la de Ravelo a quien devoro apenas publica) y ahora tengo la curiosidad. Gracias por la reseña!
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