miércoles, 23 de octubre de 2019

DERECHOS HUMANOS: PARADOJA


Cuando en el ámbito internacional la política depara una de sus situaciones paradójicas que sustancia la tragicomedia, no se puede por menos que esbozar una gesto de incomprensión.

Resulta que Venezuela ganó días pasados un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, una victoria celebrada por todo lo alto en Caracas, “día histórico” como manifestó el embajador venezolano ante la Organización de las Naciones Unidad Samuel Moncada. El aislamiento del régimen 'chavomadurista' explica esa euforia.

La reacción de Estados Unidos no es menos llamativa: califica la elección como “una vergüenza para Naciones Unidas y una tragedia para los venezolanos”. Da por roto el Consejo de Derechos Humanos. Las críticas a la candidatura venezolana no han llegado únicamente desde Gobiernos críticos con el chavismo, sino también desde organizaciones no gubernamentales que se especializan en los derechos humanos. "¿Qué dice sobre el mundo en el que vivimos que una mayoría de países hoy en la ONU hayan votado para el Consejo de Derechos Humanos en favor del abusivo gobierno de Venezuela cuando tenían otra opción?", llegó a preguntarse el responsable de Human Rights Watch (HRW), Philippe Bolopion, quien luego afirmaría que “la elección de Venezuela es un insulto a las víctimas de abusos en todo el mundo”.

Bueno, pues mientras en Venezuela se festejaba, en otros países han circulado unas imágenes, tomadas por los propios servicios de inteligencia venezolanos, que revelan la última de las modalidades de tortura: los presos o retenidos, desnudos boca abajo en el piso inmundo de una celda o similar, mientras que sobre el dorso de sus cuerpos y extremidades, se libra una contienda de gallos de pelea, con espuelas se supone que debidamente preparadas. De fondo se escuchan voces entre insultos y vejaciones. Algo cruel, durísimo, una forma de torturar que ni los servicios secretos judíos imaginaron. Se desconoce la eficacia del método pero mera diversión no parecía.
Y esa es la situación: si los derechos humanos se defienden ahora con estas vilezas, poca credibilidad van a ganar.



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