A
punto de concluir las obras de remodelación de tres vías del casco
y una plaza, rescatemos un episodio del que nos hicimos eco, en su
día, cuando la actuación urbanística empezó a materializarse, de
tal modo que incluimos nuestras apreciaciones en el período de
exposición pública del proyecto.
Se
trata del pozo Concejil, localizado en el centro de la laza del mismo
nombre y que, en épocas de sequía, surtía a los vecinos de sus
aguas, algo salobres por cierto.
Veamos
los antecedentes históricos. Hay que remontarse a septiembre de
1822, cuando los síndisos personeros, Juan Antonio Meilhión y
Rafael Pereyra, hicieron notar la necesidad de proceder a reparar el
antiguo convento de Santo Domingo que el reu cedió al pueblo para
casas consistoriales, escuelas, cárceles y demás, con
aprovechamiento de sus azoteas, con el fin de eviatr que el edificio
se derrumbase pues amenazaba ruina.
Cuenta
el cronista oficial del municipio, Nicolás Pestana Sánchez, que
como no había dinero en efectivo para realizar las obras, se propuso
“la venta de las dos cárceles pequeñas que existían y que no se
necesitaban ni podían usarse por su poca seguridad, así como
también la que habitaba “el ministro” (alguacil) y, con su
importe, proceder a la ejecución de las obras”.
El
siguiente paso consistió en el nombramiento de dos peritos para
tasar los citados inmuebles: junto a Andrés Abreu, fue designado un
maestro de carpintería, Agustín Esquivel.
Esta
casa y dos inmuebles más, que sirvieron de cárceles para mujeres y
hombres, estaban situadas entre las calles Las Damas, Venus (actual
Iriarte) y plazuela Concejil. Hay que situarse en la Casa Ventoso,
poteriormente el antiguo colegio de los padres agustinos. En el lado
del poniente estaba el pozo Concejil que, como hemos dicho, servía
para que los vecinos se nutriesen del líquido elemento que no era,
por cierto, de gran calidad.
Curiosamente,
la edificación recibió el nombre de 'Casa del Pueblo'. En ella se
celebraban los consejos de vecinos, durante los que se trataban
asuntos de la administración pública.
Relata
Pestana que los inmuebles fueron adquiridos y demolidos por la
familia Blanco. En el fondo de su predio rústico, fue fabricada la
Casa Ventoso. Detalla el cronista que el pozo Concejil, en la plaza
del mismo nombre, se encontraba “a nueve varas lineales de su
entrada y aquellos solres formaron pate de la mencionada plazuela”.
Casa
Ventoso fue denominada, inicialmente, Casa de Blanco o Casalón.
Después, Casa de Cullen. Y por último, de Ventoso. Fue propiedad de
los Machado y Pérez, como nietos de Víctor Pérez González y
Victoria Ventoso, por herencia de sus tíos y padres, Angela, casada
con Felipe Machado del Hoyo padre.
Pregunta:
¿será posible, una vez finalizadas las obras, colocar una placa
recordatoria del emplazamiento de ese pozo?
1 comentario:
Buenos días Salvador, estupendo recordatorio histórico, uno aprende muchísimo, leyendo estás páginas de la historia chica del Puerto, gracias por compartirlas, respecto a la cuestión que planteas, sería desde luego de justicia histórica, colocar una placa conmemorativa....asi, todos, conocerían una parte de la historia del Puerto...
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