Bien, pues es cuestión de aguardar reacciones a la decisión del Gobierno de Islas Baleares que el pasado viernes aprobó el Decreto Ley de Circularidad y Sostenibilidad Turística que, entre otras medidas, determina una moratoria o prohibición de nuevas plazas turísticas de alojamiento durante los próximos cuatro años.
Estamos ante una decisión relevante, un auténtico punto de inflexión para vislumbrar el futuro del sector, con un considerable peso en la productividad económica de las islas, sometidas desde hace años a una carga creciente sobre el territorio.
Allí estas circunstancias, aparte de la estacionalidad, abrieron un debate que, sin concluir, generó un enfrentamiento entre los poderes económicos y empresariales y las organizaciones medioambientalistas. La controversia ha tenido, claro, sus repercusiones políticas. Parece que es ahora cuando la sociedad balear empieza a moverse, cuando las instituciones comienzan a dar respuestas, cuando, en definitiva, el debate entra en otra fase en la que hay que concretar el modelo de crecimiento. El dónde estamos, qué queremos y a dónde vamos empieza a ser una cuestión seria que a todos concierne para encarar el porvenir.
Allí están convencidos de que hay que tender a la reducción. De ahí el bloqueo de bolsas de plazas, a la espera de lo que decida el Consejo Insular de Menorca, aún pendiente de aprobación su planificación específica. la presidenta de las Islas Baleares, Francina Armengol, ha explicado que el objetivo de la nueva ley, "es crecer en calidad no en cantidad" y dado que el crecimiento turístico experimentado por la comunidad en los últimos años ha generado un "importante debate" entre la sociedad, ha llegado la hora de "buscar un equilibrio entre el número de plazas y la capacidad de las islas, con planteamientos de sostenibilidad". Por dicho motivo, ha añadido Armengol, "se ha aprobado el bloqueo de plazas y en cuatro años los consejos insulares harán la adecuación".
Está claro que se trata de un paso decisivo para hablar de sostenibilidad con propiedad, es decir, de hacer bueno el principio de crecimiento económico sin dañar el medio ambiente o el territorio. Más claro aún: hay que crecer más en valor que en volumen.
"El bloqueo de plazas significa que no se pueden adquirir nuevas plazas”, explican desde el ejecutivo balear. “No vamos a generar ningún problema con las plazas que se tienen ya o en tramitación. Lo que no se podrá hacer es adquirir ahora, desde ya, nuevas plazas de uso turístico. Quiero recordar que hemos tenido un crecimiento muy importante del alquiler de viviendas de uso turístico", añadió el consejero de Turismo, Iago Negueruela.
Y atención a esta disposición contenida en el decreo ley que ya ha entrado en vigor: los establecimientos hoteleros podrán hacer obras de reforma y ampliación hasta un 15 % de su superficie, para mejorar servicios y habitaciones, pero a cambio de reducir un 5% su número de camas.
Pues con esas premisas, a ver cuáles son las respuestas en Canarias, en plena búsqueda de su modelo. Primero, habrá que preguntarse si habrá debate. Después, en caso afirmativo, contrastar las posiciones que fijen instituciones y entidades públicas, además de los agentes sociales. Lo que está en juego son los intereses generales del destino que hay que compatibilizar con las características de cada isla. No será fácil.
1 comentario:
Bajo mi humilde opinión, creo que es una decisión acertada la de no ampliar el numero de camas.
En Canarias tampoco hacen falta mas camas, lo que se necesita es mejorar en calidad las que ya tenemos.
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