Se
ha avanzado pero aún queda mucho por hacer. Hay pruebas de mejoría
y hasta de eficacia pero es necesario profundizar. El Informe sobre
la Evaluación de la Transparencia en Canarias de 2017 corrobora
algunas de las impresiones que ya habíamos comentado cuando fueron
conocidos los adelantos de las “notas” obtenidas por las
instituciones en las evaluaciones correspondientes y las tendencias
de mayor compromiso y más diligente respuesta de los responsables
públicos.
Según
se detalla en las conclusiones del Comisionado de Transparencia,
Daniel Cerdán, “la progresión de los niveles de transparencia ha
sido positiva en más del 90 % de las instituciones ya que solo siete
redujeron su nota respecto a la obtenida en 2016”. Claro que
cuarenta y ocho instituciones (entre las que engloban un ámbito
poblacional superior a los cincuenta mil habitantes) aún no han
alcanzado el aprobado en la escala de 1 a 10. Y eso refleja que hay
que perseverar pues estamos ante una asignatura fundamental para
producir un cambio sustancial no solo en el funcionamiento de las
propias instituciones sino en la percepción que los ciudadanos deben
cuajar para hacer que uno de esos tópicos que contribuyen a la
desafección de la política vaya, cuando menos, palideciendo.
Los
que asumen responsabilidades en el sector público, no solo en el
plano político sino también en el técnico o funcionarial, deben
tener claro que cumplir con las exigencias de la transparencia,
trabajar con vocación de facilitar el conocimiento de la utilización
de los recursos o del proceder de las decisiones son, hoy por hoy,
con la experiencia que se ha venido acumulando a lo largo de los
últimos tiempos, obligaciones primeras.
Pero
no solo los dirigentes. Que siga siendo bajo el número de personas
que acceden los portales de transparencia o utilicen algunos de los
canales para obtener información precisa y detallada, revela que los
ciudadanos, en prueba de su madurez democrática, tienen que moverse
y demandar más, sobre todo en algunos aspectos que les conciernen
directamente. Que un ayuntamiento, por poner un ejemplo, privatice o
adopte la modalidad de gestión indirecta de algún servicio, y los
que reciben la correspondiente prestación no sepan cuál es el coste
anual de la misma, revela, cuando menos, pasividad e indolencia.
Dice
el Comisionado que los efectos de la transparencia sobre los sistemas
de gobierno y sobre su mayor o menor integridad y eficiencia son
bondadosos. Bueno, pues que se tenga presente esta idea para
estimular, a base de campañas, cursos, talleres o similares, la
participación ciudadana y la accesibilidad de los administrados.
Para que gobernantes y representantes de la voluntad popular se
sientan motivados y obligados, para que ello mismos comprueben la
bondad y la consecuente tranquilidad interior de los aludidos
efectos.
Hay
algunos datos alentadores y a la vez insuficientes, pongamos por
caso, ochenta de las doscientas nueve instituciones y entidades
colaboradoras recibieron en 2017 solicitudes de acceso a la
información pública, es decir, el 38,28 % de las mismas, según su
propia declaración. El total de solicitudes registradas se elevó a
mil doscientas ochenta y seis. “Ambos indicadores -reconoce Cerdán-
evidencian la escasa demanda ciudadana en materia de solicitudes de
información pública”.
Por
tanto, hay que congratularse de los avances pero sin echar campanas
al vuelo porque, como dijimos al principio, hay que profundizar.
Ahora que la convivencia democrática se ve tan salpicada por
alteraciones y tendencias que poco tienen que ver con el mejor
funcionamiento de las instituciones, bueno será que la gente se
vertebre y se organice para exigir por los canales ya abiertos y
para intervenir en la vida pública con más y mejores fundamentos.
1 comentario:
Es crucial que el flujo de información sea desde la institución hacia el ciudadano utilizando todos los medios a su alcance. Suscripción por email, Redes Sociales,etc. Hasta ahora es el ciudadano e que debe preocuparse de obtener esa información, y eso es ya una forma de opacidad, debe ser la institución la que haga el primer esfuerzo.
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