España es un clamor.
Que no se apagará cuando la banca alardee de los ascensos bursátiles.
El clamor de la protesta, de la indignación, de la desazón, de la impotencia...
Pero, ya saben, la banca siempre gana. Ya saben: el buen funcionamiento del mercado.
Será el cliente quien pague en eso de las hipotecas.
Pero aquí hay que poner el foco sobre la justicia. Jueces y magistrados serán conscientes de que su decisión marca un antes y un después. Si antes, el presidente del Tribunal Supremo dijo que no habían sabido gestionar y comunicar bien la decisión que contravenía la firmeza de una sentencia, ahora, mucho y bien tendrá que razonar para explicar lo que es inexplicable. Y sobre todo, que lo haga uno de los componentes del Tribunal, el que cambió de voto.
La sensación de que el dinero prima sobre la justicia predomina.
Que no se extrañen entonces jueces y magistrados de que una ola de indignación recorra el país, de que haya convocatorias de concentraciones y manifestaciones. Aunque exista la 'Ley mordaza' para contenerlas.
"Banca manda. Ya ni disimula", puede leerse en una de las pancartas que exhiben frente al acceso principal del Tribunal Supremo. No es de extrañar. Muchos lo tienen cada vez más claro.
Quedan las consecuencias del impacto: los intentos del Gobierno para modificar la Ley, por ejemplo. Puede intentarlo, siquiera para comprobar cuántos se suman a la causa. Y lo que puedan hacer los tribunales europeos cuando tengan que estudiar las rectificaciones del Supremo español sobre una materia en la que ya se pronunciaron y dijeron que eran los bancos quienes debían abonar los gastos de la hipoteca. Es probable que se sonrían. Luego, tendrán que decidir.
Por ahora hay un clamor evidente y un brindis con burbujas.
Lo dicho: un antes y un después.
miércoles, 7 de noviembre de 2018
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2 comentarios:
Totalmente de acuerdo,tienes toda la razón.
No se puede decir más claro Salvador
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