domingo, 6 de marzo de 2022

DESDE RUSIA, CON RENCOR

 

Cada vez más difícil informar desde Rusia. Las cosas se complican notablemente con las medidas que piensan aplicar las autoridades rusas, empeñadas, por lo que se ve, en la ley del silencio. La guerra en Ucrania cobró así el pasado viernes una nueva dimensión. Que se esperaba, por cierto.

O sea, la Agencia EFE, la corporación de Radio Televisión Española (RTVE) y la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) han decidido dejar de informar desde Rusia, debido a una nueva ley que prevé penas de hasta quince años de cárcel por diseminar lo que las autoridades puedan considerar "información falsa".

En relación con estas medidas restrictivas y sanciones penales, la presidenta de la Agencia Efe, Gabriela Cañas, ha declarado: "La Agencia Efe lamenta profundamente este gravísimo ataque a la libertad de expresión; un intento evidente del Kremlin de ocultar la verdad a la opinión pública".

Es la primera vez desde 1970, año en que EFE abrió su oficina permanente en Moscú, que la Agencia se ve forzada a suspender la actividad de sus periodistas acreditados en la capital rusa. Poco después, fue RTVE la que decidía también suspender su actividad informativa desde el país ruso, aunque asegura que mientras se analiza la situación continuará ofreciendo "la máxima información posible" sobre la situación en Rusia y en Ucrania, como lleva haciendo desde el inicio de la invasión rusa.

La Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) tomaba también la misma decisión que EFE y RTVE y ha cesado de ofrecer la cobertura periodística de la invasión de Ucrania que estaba haciendo desde territorio ruso el canal TV3 y la emisora Catalunya Ràdio

Por otra parte, la BBC anunció la interrupción "temporal" de sus operaciones en Rusia para proteger a sus reporteros. Tim Davie, el director general de la BBC, dijo que la legislación "parece criminalizar el proceso del periodismo independiente". La CNN y Bloomberg han retirado a su personal de Rusia y el Washington Post ha decidido dejar de firmar los artículos desde aquel país. Las alemanas ZDF y ARD, la RAI italiana, la estadounidense CBS, la canadiense CBC y la ya mencionada agencia de noticias Bloomberg, engrosan el listado.

El nuevo marco legislativo pone en riesgo el ejercicio del periodismo en general y también a los corresponsales y enviados especiales extranjeros,según ha asegurado la Corporació en las redes sociales y páginas web de sus medios de comunicación, al tiempo que subraya que "continuará" dando información de la invasión de Ucrania desde otros países.

En definitiva, el periodismo es también otra víctima del autoritarismo y los delirios de Wladimir Putin. Límites y restricciones a la información, como no se conociera en otros conflictos. La nueva legislación rusa sanciona con fuertes multas y penas de entre cinco y diez años de cárcel la difusión de información que las autoridades rusas consideren falsa sobre las acciones de sus Fuerzas Armadas en Ucrania y los llamamientos a adoptar sanciones contra el país, así como por las "acciones públicas" que busquen desprestigiar la actuación del Ejército ruso en "la defensa de los intereses de Rusia y sus ciudadanos, en la preservación de la seguridad y paz internacionales".

Que los periodistas y los medios extranjeros se marcharan de Rusia o dejaran de informar libre y periódicamente de la guerra, probablemente era lo que pretendían Putin, Lavrov y los suyos. Lo han conseguido. Pero eso no obsta para que cada vez se sientan más aislados. Y resulten más antipáticos. El nuevo orden mundial sigue perfilándose.





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