Así como tantas otras veces, al paso en la guagua, veíamos el mismo paisaje, obras paralizadas, escombros, vegetación descuidada y en crecimiento desordenado, ayer la visión era muy diferente. Lástima que no viajara aquel turista que hace años, muchos años, se quejaba amargamente: vengo una vez al año, visito el Jardín y siempre contemplo estas obras inacabadas. Algo pasa pero no encuentro explicaciones.
Ayer la visión, durante unos segundos, desde la curva del antiguo empaquetado de Bananera, era distinta. Igual empezaron los trabajos hace tiempo y no nos habíamos enterado. Además de la limpieza y del desbrozamiento, podía contemplarse una reordenación del espacio y cómo lucen los espacios que han de acoger el centro de visitantes y otras dependencias.
¡Albricias! Se han reanudado las obras de ampliación del Jardín de Aclimatación de plantas, el popular Jardín Botánico del Puerto de la Cruz, allí donde fue posible fijar ese equipamiento en el Plan General de Ordenación, donde hubo una elemental pista de atletismo y donde sembraron de césped toda la superficie para que aterrizaran los helicópteros que transportaban a los entonces Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y otras delegaciones en ocasión de los actos de inauguración de las instalaciones del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
¡Por fin! Años y años de presupuestos sin ejecutar, de bloqueo y de lo que fuese, con el paisaje de obras inacabadas. El Jardín, ya se ha escrito, es un recurso de sustanciosas opciones de aprovechamiento. Todo da a entender que esta vez va en serio.
Solo hay que congratularse.
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