martes, 6 de diciembre de 2022

CUARENTA Y CUATRO VELAS PARA LA CONSTITUCIÓN

 

Cuarenta y cuatro velas para la Constitución española de 1978. Llega el cumpleaños de la Carta Magna en un contexto sociopolítico complicado. Demasiada crispación, mucho encono y abundante polarización. Pero aún así, es una fecha a tener en cuenta, no en vano Fue el Real Decreto 2964/1983 el que dio naturaleza de festivo nacional a este día, "a fin de solemnizar adecuadamente el aniversario de la fecha en la que el pueblo español ratificó mediante referéndum la Constitución".

El escenario de este aniversario, desde luego, es complicado y tenso. Basten tres referencias: el bloqueo a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que hace cada vez más inquietantes las apelaciones de las instancias europeas; y las consecuencias de las medidas subsiguientes a la reforma del delito de sedición y a la aplicación de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como la del “solo sí es sí”.

Los últimos meses se han caracterizado por las diferencias verbales advertidas en los ataques dialécticos que se han producido desde las distintas formaciones políticas, ya sea en las cámaras legislativas o en terminales mediáticos, en donde es recurrente hablar de inconstitucionalidad y hasta de violencia política. No han sido desde luego los mejores preparativos del cumpleaños.

Seguimos creyendo, pese a todo, en la fortaleza de los cimientos constitucionales. La norma suprema de todo el ordenamiento jurídico del país, a la que se encuentran sujetos los poderes políticos así como los ciudadanos, debe se respetada.

Por eso cabe preguntarse cuál es el estado de salud de la Constitución que hoy cumple cuarenta y cuatro años. El profesor de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco, Javier Tajadura, responde:

“Me voy a remitir a un dato objetivo. La Constitución española tiene como grandeza establecer un Estado de Derecho en una democracia parlamentaria. Tiene mucho predicamento el ranking sobre democracias de The Economist. Hace cuatro años estábamos arriba, como una democracia perfecta, y ahora en el último informe hemos bajado escalones y somos una democracia defectuosa. Lo comparto, estamos peor. Un país que es incapaz de reformar la Carta Magna tiene un problema y, además, si no es posible renovar las instituciones, pues el estado de salud es malo”.

Al hilo, reflexiona sobre las reformas que habría que hacer de manera más inmediata: “Objetivamente, la pendiente es la territorial porque el tema autonómico está mal resuelto. Hay que cerrarlo, no se terminó en la Constitución. Hay que hacer un Estado viable y federal. Es lo más urgente y necesario, eso determina que funcionen mal muchas cosas”.

Se podrá compartir o no esta opinión pero quienes abogan por las reformas saben que, tal como están las cosas, el procedimiento para afrontarlas va a ser muy complejo, empezando por el momento o la oportunidad. Y si no, tengamos presente esta otra apreciación de la catedrática de Derecho Constitucional, Laura Díez, designada por el Gobierno para ocupar un asiento en el Tribunal Constitucional (TC). Defiende reformar el artículo 149.1 de la Carta Magna, que delimita la competencias exclusivas del Estado frente a las comunidades autónomas. A su juicio, "el papel del Estado está desdibujado, y prueba de ello ha sido el estado de alarma".

Con las cuarenta y cuatro velas encendidas, sigamos pensando en la concordia, el diálogo, el entendimiento y la tolerancia si es que queremos convivir como nación socialmente avanzada.

 

 

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