jueves, 15 de diciembre de 2022

EN QATAR, NO; EL ESCÁNDALO ES EN EUROPA

 El Campeonato Mundial de Fútbol llega a su fin. Francia y Argentina, cada una con dos títulos, disputarán el próximo domingo el encuentro decisivo, un duelo sobre el papel espectacular.

Pero no es de fútbol de lo que queríamos hablar. En Qatar se ha visto de todo, quizás no muy buen juego, pero para quienes nos entusiasma este deporte, el salto que ha dado  Marruecos ya es revelador.

Lo que pretendemos glosar es el escándalo que ha envuelto el Mundial cuando nos aprestábamos para las semifinales. Una página de auténtica vergüenza es la que se ha escrito en Bruselas, tras descubrirse la que parece ser una auténtica trama delictiva. Hay varios cargos públicos detenidos, entre ellos la mismísima vicepresidenta del Parlamenta Europeo (PE),

“Damas y caballeros, el Mundial del 2022 será en Qatar”, anunciaba el 2 de diciembre de 2010, el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Por su parte, el jeque Mohammed bin Hamad Al-Thani, presidente del Comité de Candidatura de Qatar 2022, decía emocionado: “Gracias por creer en el cambio, no les vamos a defraudar. Estarán orgullosos de nosotros. Se lo prometo”.

El lema elegido, “Qatar 22: Espera lo increíble”, ha resultado ser premonitorio. No porque se hayan disputado partidos sobre estadios en cuya construcción fallecieron operarios y trabajadores. No por los esfuerzos de blanquear un régimen que vulnera sin miramientos derechos humanos fundamentales.

Lo increíble no estaba en las dunas y las proximidades de los recintos deportivos. Estaba en el corazón de Europa, donde una red de corrupción de italianos y marroquíes ha causado un daño atroz al fútbol y a la política, además de las organizaciones a las que representaban los encausados. Entre las personas detenidas, la mismísima vicepresidente del Parlamento Europeo (PE), la socialista griega Eva Kaili. Caiga sobre quienes quede acreditada la culpabilidad de la corrupción, todo el peso de la ley. El grupo parlamentario al que pertenecía, Socialistas y Demócratas, ya ha determinado su expulsión. Los primeros detenidos, cuatro personas, empezarán a declarar en sede judicial  la próxima semana.

El caso ya se conoce como el Qatargate. Era lo que faltaba al controvertido Mundial desde que fue elegida la sede y a los organizadores responsables del fútbol internacional, sobre quienes recaen sospechas de irregularidades, sobornos, comisiones y favoritismos. El daño al fútbol es de colosal dimensión: una larga y densa sombra de sospecha se extiende sobre próximas decisiones y adjudicaciones de la FIFA y de la UEFA. Es inevitable la pregunta: ¿en quién creer?

Pero antes habrá que pechar con las consecuencias del procedimiento penal que se abra, incluidas las políticas. Habrá que aguardar a decisiones y resoluciones pero el daño ya está hecho. La eurodiputada española Iratxe García, presidenta del Grupo Socialista en la Eurocámara, asegura que su formación respaldará aquellas iniciativas orientadas a mejorar la transparencia de las instituciones europeas y aplaude la iniciativa de armonizar las leyes nacionales contra la corrupción. Poco más podía decir en medio del terremoto que debe estar sacudiendo las instituciones de la Unión Europea (UE) que también esperan la final del domingo entre franceses y argentinos como si se tratara de una tregua.

Pero no. El caso seguirá. Serán muchos los acentos que se pongan sobre los perjuicios causados. Qatar fútbol al margen, no puede terminar peor.

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