domingo, 11 de diciembre de 2022

Empleo y salarios en el sector turístico

 Se va extendiendo la idea de que falta mano de obra o no se encuentran trabajadores para hoteles y establecimientos turísticos y para la oferta complementaria de servicios. Ello incide en en el transporte cuyo funcionamiento normal se ve en consecuencia alterado. Parece que el problema trasciende hasta las fronteras de la Unión Europea (UE). Pese a las cifras de paro, algunas informaciones coinciden en señalar que poca gente, por no decir nadie, quiere trabajar en sectores. El tema empieza a ser preocupante cuando, como respuesta a esta situación, un sector del empresariado  habla de la posibilidad de obtener visados especiales para inmigrantes de países pobres que quieran cubrir los huecos que no se pueden llenar en la actualidad.

Javier Mato, en preferente.com, opina que estamos ante un asunto muy serio que requiere de posturas muy claras. “O estamos –escribe- en una economía de mercado, con reglas de juego muy fáciles de entender, que a veces nos convienen pero que en otras ocasiones nos perjudican, o todo es cambiable y entonces decimos “todo”, con lo que también deberíamos cuestionar los márgenes empresariales”.

Los razonamientos son sencillos. Partimos de que en una economía liberal, todo funciona por la regla de la oferta y la demanda. Si el turismo no tiene suficientes trabajadores, será porque sus salarios no son suficientes. O las condiciones laborales son malas, o los salarios son bajos, o una mezcla de las dos cosas. No existe ninguna otra interpretación. Si cuando un hotel está casi lleno vende la habitación a precio de oro, cuando no consigue trabajadores y los necesita, también habrá de jugar con los salarios. O se está con la economía de mercado, o no. Lo que no se puede es aceptarla solo cuando nos va bien.

Mato llega más lejos: “Si para pagar más salarios hay que subir los precios, se suben. Y si eso provoca una reducción del mercado. Se reduce, porque de alguna manera estas son las respuestas lógicas a los crecimientos excesivos con bajos precios, que tal vez no se puedan mantener indefinidamente. Esto tal vez se visualice mejor si pensamos en la aviación, donde algunas situaciones laborales están llegando a niveles insoportables, horribles humanamente”.

La solución, aceptando los principios o la filosofía del liberalismo, vendrá de forma natural, a nada, eso sí, que los gobiernos exijan el cumplimiento de los niveles de servicio mínimos y a que se respeten los marcos laborales firmados. En su interpretación, Javier Mato advierte que “para eso se exige gobiernos serios, pero serios en obligar a cumplir las normas”.

A ella habría que agregar algunos datos de interés. El Banco de España, por ejemplo, ha constatado que los beneficios de las empresas han crecido siete veces más que los salarios en 2022. Los resultados de su Central de Balances Trimestral muestran que las ganancias de las compañías no financieras han aumentado un 21% de media hasta el tercer trimestre de este año respecto a 2021 tanto por la recuperación de la actividad económica tras la pandemia como por las subidas de precios.

Mientras, el gasto en personal por cada trabajador (que incluye salarios y cotizaciones) se ha elevado apenas un 3 %. Algo más del doble, hasta casi un 7 % se ha incrementado el gasto en personal total de las empresas. En este último dato está recogido el aumento de las plantillas en estos meses de reconstrucción del mercado laboral después del histórico impacto de la COVID-19 en 2020.
Aún así, el crecimiento de los beneficios es tres veces mayor al de este coste. La encuesta de la institución recoge datos de novecientas veinte empresas, entre las que no hay ningún banco ni aseguradora. Y en esta última oleada ha certificado que, en esta crisis de inflación, las compañías han trasladado el encarecimiento de los costes (energía, transporte, materias primas...) a los precios de venta de sus productos o servicios.

Es decir, las compañías han elevado sus ingresos totales y han mejorado o mantenido su rentabilidad o margen (en definitiva, la capacidad de convertir las ventas en beneficios tras hacer frente a todos los costes).

En fin, con estos datos, el análisis de la evolución más reciente, siempre según el Banco de España, permite vislumbrar unos desequilibrios que ya son acuciantes. Durante los tres primeros trimestres meses del presente año, “los beneficios empresariales siguieron creciendo a un ritmo elevado. Bien es verdad que dentro de una evolución muy heterogénea por sectores”.



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