Antonio Martinón, ex Diputado a Cortes y ex
Rector de la Universidad de La Laguna, ha escrito una sentida y descriptiva
glosa del profesor y eminente jurista Manuel Álvarez de la Rosa, fallecido la
semana pasada, en la que enfatizaba sobre los tres hechos que más les unían en
sus conversaciones: la entrega a la universidad, el amor por nuestras islas y
el compromiso político socialista.
“Poseía una mente vigorosa, con una inteligencia
rápida y una gran delicadeza para lo importante. Escuchaba y sonreía”,
condensaba Martinón las impresiones y los rasgos del profesor Álvarez, a quien
tuvimos oportunidad de tratar con cierta regularidad.
En cierta ocasión, en la primera legislatura
autonómica, colados como oyente en una sesión del Consejo de Gobierno de
Canarias, Jerónimo Saavedra advertía a Dolores Palliser, consejera de Turismo y
Transportes, de la necesidad de una exposición concreta y precisa, antes de que
se incorporara Álvarez, a la sazón consejero de Presidencia, y le corrigiera,
como solía hacer, en algunos lapsus, incluso fonéticos.
Después, escuchamos con mucha atención las explicaciones que ofrecía
para la puesta en marcha de la sociedad pública ‘Pamarsa’, dando forma
jurídica, estructural y operativa a aquella iniciativa en la que se volcó el
economista Juan José Acosta de León quien no dudó en encomendarle el
asesoramiento jurídico de la empresa cuando la presidía Félix Real González.
Manuel Álvarez extendía sus dotes profesorales,
se había ganado el respeto de alumnos, compañeros y colegas con un
comportamiento recto y ejemplar. A Martinón, según escribe, le pareció siempre
un jurista fino, “un maestro universitario, un canario universal y un político
generoso”. Fue asesor jurídico de RadioTelevisión Española en Canarias (RTVC) y aconsejó a numerosos profesionales de la Asociación de Periodistas de Tenerife (APT), antes denominada Asociación de la Prensa de Tenerife.
Los empresarios del sector turístico y hotelero
también han ponderado su aportación, especialmente la que dedicó a la
elaboración del convenio colectivo que significó un gran avance en las
relaciones laborales en la década de los años ochenta del pasado siglo. Según
reconoce la patronal Ashotel en un comunicado, Manuel Álvarez de la Rosa tuvo la habilidad de convencer a ambas
partes para sentarse a negociar en una misma mesa y supo concitar la voluntad
negociadora de unos y otros. Fue muy respetado por la patronal hotelera y por
el ámbito empresarial, pero también por la representación sindical, con la que
siempre mantuvo una exquisita y admirable relación profesional, una virtud por
la que fue siempre considerado un gran árbitro.
Jubilado
como catedrático de la ULL desde 2013, fue autor de un amplísimo número de
trabajos de su especialidad, así como de libros individuales y colectivos,
director de proyectos de investigación, autor de prólogos y recensiones y
miembro de tribunales para puestos docentes y dirección de tesis doctorales.
Entre los libros de los que es coautor, destaca, junto al profesor Manuel
Carlos Palomeque López, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social de la Universidad de Salamanca, el Manual de Derecho del Trabajo
(editorial Areces), de uso frecuente en las universidades españolas y entre los
profesionales del laboralismo.
Hasta
siempre, profesor.
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