viernes, 6 de octubre de 2017

GESTIÓN TURÍSTICA EFICIENTE

El debate está servido: ¿hay que limitar las llegadas de los turistas? Voces empresariales han dicho nones. Desde algunos sectores políticos y sociales, se apela a la racionalidad y a la insostenibilidad, sin perder de vista la incidencia que da pie a la turismofobia. Es difícil encontrar un punto de equilibrio en pleno período de bonanza, en pleno ascenso de llegadas: las previsiones apuntan que el presente año serán más de ochenta millones los visitantes extranjeros, lo que significará un incremento de más de veinte millones en diez años. Todos quieren más, aunque sea una lectura simplista del fenómeno.
Pero bueno, algunos expertos quitan hierro al asunto y esgrimen dos conceptos, planificación y gestión, para paliar las sombras negativas derivadas del volumen. Un ejemplo: la directora regional para Europa de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Isabel Garaña, ha afirmado que “no hemos de tener miedo a las cifras sino a la gestión”. Otro: la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asián, dice que “es el momento de la gestión del turismo” y razona en términos de que la gobernanza turística ha de significar equilibrio, por lo que es primordial trabajar en la desestacionalización y la desconcentración, “con el fin de aliviar la presión turística de algunos territorios y aumentar las llegadas a otros con mayor necesidad de incrementar su actividad turística”.
Entonces, todo da a entender que hay que esmerarse a la hora de planificar, especialmente desde el punto de vista de la oferta y la captación de mercados; y de gestionar no solo los recursos públicos sino también los privados, pues se convierten en antídotos para evitar la complicaciones de una sobreocupación y de una carga excesiva sobre el territorio y los servicios. Esa incipiente tendencia de seleccionar y no captar turistas “de cualquier manera”, como se ha venido haciendo por la práctica totalidad de los destinos, es interesante. Va a favor de la especialización: puede que ayude y atenúe el rechazo al turismo.
Los responsables de las instituciones y las administraciones tienen mucho que decir, en ese sentido. Lo apunta el ex alcalde de Palma de Mallorca y presidente de la comisión de Turismo de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP): “Gestionar una ciudad es gestionar equilibrios”, ha señalado en este contexto. Y es que las políticas turísticas, de las comunidades autónomas, de los cabildos y de los ayuntamientos, son determinantes para seguir siendo atractivos y a la vez no incurrir en la masificación y en prestaciones insuficientes, limitadas o anticuadas. Miremos alrededor del litoral canario con lo ocurrido este verano, sin ir más lejos.
Una gestión eficiente del destino, pues, clave para que las incertidumbres contenidas en el debate sean despejadas. Pero con hechos: lo demás, ya se sabe.

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