miércoles, 4 de octubre de 2017

TEMPORALIDAD Y PRECARIEDAD

Aumento del desempleo, con respecto al mes anterior, en casi veintiocho mil personas. Incremento de las cotizaciones en la Seguridad Social en veintiséis mil trescientas dieciocho. Explicación sencilla: terminación del verano y comienzo del curso escolar. Se resintió el sector servicios y subió la afiliación en el ámbito de la educación. Hay cuarenta y cuatro mil quinientos afiliados menos en el primero y cincuenta y dos mil seiscientos cinco nuevos cotizantes en el ámbito de la educación.

O sea, que los dos factores característicos del ámbito laboral, la temporalidad y la precariedad, se mantienen. La reforma laboral del Gobierno sigue causando estragos: solo uno de cada diez contratos firmados ha sido indefinido. Si nos atenemos a la cobertura por desempleo, la evolución se ha estancado: cuatro de cada diez desempleados no tienen prestación alguna. Y si se hace una comparativa de este concepto, peor: la cobertura por desempleo hoy en día es del 59, 2 %, mientras que en agosto de 2011 llegó a alcanzar el 71, 10 %, o sea, doce puntos por debajo.

Ocurre que estos datos contrastan con el tan repetido crecimiento económico y con las plusmarcas que sigue batiendo el sector turístico. Teóricamente, esta doble circunstancia debería traducirse en empleo estable y de calidad. Sin embargo, no es así: no se pone en duda ese crecimiento pero solo parece macroeconómico, o lo que es igual, la sociedad apenas percibe las mejorías. Si predominan las contrataciones temporales, difícilmente asistiremos a un crecimiento estable y a una realidad económica más palpable.

El paro se sitúa, al cabo de septiembre, en 3,4 millones de personas. Una cantidad que preocupa, claro; pero mucho más, la evolución. En los primeros nueve meses del año, los contratos fijos no alcanzan el 9 % del total, datos que otorga la razón a los sindicatos. El empresariado es más optimista y confía en que la recuperación económica se consolide en otoño y se rompa la tendencia alcista en la destrucción de empleo que, durante dos meses consecutivos, ha hecho volver a mirar el problema del paro con evidente inquietud.

No es para menos.

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