Aumento
del desempleo, con respecto al mes anterior, en casi veintiocho mil
personas. Incremento de las cotizaciones en la Seguridad Social en
veintiséis mil trescientas dieciocho. Explicación sencilla:
terminación del verano y comienzo del curso escolar. Se resintió el
sector servicios y subió la afiliación en el ámbito de la
educación. Hay cuarenta y cuatro mil quinientos afiliados menos en
el primero y cincuenta y dos mil seiscientos cinco nuevos cotizantes
en el ámbito de la educación.
O
sea, que los dos factores característicos del ámbito laboral, la
temporalidad y la precariedad, se mantienen. La reforma laboral del
Gobierno sigue causando estragos: solo uno de cada diez contratos
firmados ha sido indefinido. Si nos atenemos a la cobertura por
desempleo, la evolución se ha estancado: cuatro de cada diez
desempleados no tienen prestación alguna. Y si se hace una
comparativa de este concepto, peor: la cobertura por desempleo hoy en
día es del 59, 2 %, mientras que en agosto de 2011 llegó a alcanzar
el 71, 10 %, o sea, doce puntos por debajo.
Ocurre
que estos datos contrastan con el tan repetido crecimiento económico
y con las plusmarcas que sigue batiendo el sector turístico.
Teóricamente, esta doble circunstancia debería traducirse en empleo
estable y de calidad. Sin embargo, no es así: no se pone en duda ese
crecimiento pero solo parece macroeconómico, o lo que es igual, la
sociedad apenas percibe las mejorías. Si predominan las
contrataciones temporales, difícilmente asistiremos a un crecimiento
estable y a una realidad económica más palpable.
El
paro se sitúa, al cabo de septiembre, en 3,4 millones de personas.
Una cantidad que preocupa, claro; pero mucho más, la evolución. En
los primeros nueve meses del año, los contratos fijos no alcanzan el
9 % del total, datos que otorga la razón a los sindicatos. El
empresariado es más optimista y confía en que la recuperación
económica se consolide en otoño y se rompa la tendencia alcista en
la destrucción de empleo que, durante dos meses consecutivos, ha
hecho volver a mirar el problema del paro con evidente inquietud.
No
es para menos.
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