jueves, 21 de septiembre de 2017

LAS CABEZAS. REFRESCAR LA MEMORIA

Los servicios municipales están sustituyendo algunas piezas del vallado que circunda el distribuidor de tráfico de Las Cabezas, un importante nudo de comunicación de salida y acceso a la ciudad del Puerto de la Cruz. No es que sea una obra deslumbrante y quizá por esa misma razón el gobierno local no se ha apresurado a exaltarla; pero era tan visible el deterioro -incluso con evidentes riesgos para la integridad física de usuarios y peatones- que es consecuente destacar esta actuación que debería inscribirse en las tareas propias del mantenimiento, lamentablemente las que más quejas inspiran en sectores sociales, sin duda por sus limitaciones o su inexistencia.
Además, en este blog nos hemos ocupado en reiteradas ocasiones del asunto. En efecto, tirando de archivo comprobamos que desde julio de 2014 ya veníamos reivindicando el debido cuidado. Entonces, en una entrada titulada “Nadie se ocupará de las vallas hasta que pase algo”, escribíamos:
La misma sensación que anida en la calle Las Cabezas y en la vía que desemboca en el distribuidor de tráfico del mismo nombre. Vallas oxidadas, despintadas, arrancadas… El impacto, no solo antiestético, es evidente.
Casi dos años después, en abril de 2016, bajo el título “¡Arreglen esa valla!”, insistíamos con detalle:
Está tan despintada, tan dañada, tan afectada por la corrosión, tan oxidada… que nadie se apiada de ella. Es la valla del distribuidor de tráfico de Las Cabezas en el Puerto de la Cruz, por la que discurren a diario centenares de coches y de viandantes. Conexiones a cinco vías. Pero nadie parece haber advertido los desconches y los efectos de la erosión. Y es como si ningún concejal, ningún policía, ningún funcionario, nadie de personal laboral municipal, ningún militante de partido político en disposición de hacer méritos haya recorrido el pulpo y sus alrededores y se haya percatado del penoso estado en uno de los principales accesos de la ciudad. La valla metálica se va quedando sin soportes; ni siquiera aquella elemental de la avenida de Colón, en Martiánez, cuando el bum turístico, sufrió tanto desdén. Que alguien haga algo. Que ese alguien sienta vergüenza propia y acredite unos mínimos de sensibilidad para enlucir esa valla, sustituyéndola o repintándola… algo, con tal de corregir ese aspecto tan horripilante, esa evidente falta de mantenimiento, otra prueba de la decadencia. Doméstica, si se quiere; pero visible y criticable. Unas brochas y unos kilos de pintura, por favor. Es para deprimirse, de verdad.
20 de mayo de 2017. Desde la concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento portuense se anuncia una variación sustancial en la fisonomía del distribuidor como consecuencia de la aparición de una grieta en una pared lateral del distribuidor. El Cabildo Insular quiere afrontar una actuación de notable mejora en la carretera TF-312, desde la Punta de la carretera hasta Las Arenas. El final de la entrada titulada “Distribuidor de Las Cabezas” era bastante ilustrativo para saber qué ha pasado después de aquella fecha:
Habrá que permanecer, pues, vigilantes, por si la grieta descubierta implica los riesgos que ahora mismo no se detectan. Y como ya se anuncia que la actuación puede ser larga, la cuestión es acometer la reposición o la reparación de las barandas que circundan al distribuidor cuyo aspecto es cada día peor. Las denuncias hechas en varias ocasiones sobre su deterioro y desperfectos no han servido de nada, pese a que la peligrosidad salta a la vista. Y si no, que se contraste con una valla de tráfico colocada en una las colgantes sobre la zona ajardinada. Los meses que transcurrieron para reparar la débil estructura que separa una urbanización cercana de la propia carretera obligan a poner atención en ese barandal maltrecho e impropio para uno de los principales accesos al centro de la ciudad.
Hasta que el 29 de julio pasado, después de ponderar la recuperación del súbitamente desaparecido balcón del hotel Marquesa, y dando un toque a la autovía del este cuyo proyecto de remodelación fue anunciado semanas después, bajo el título “De balcón y vallas”, escribíamos:
Y ya que andamos con hechos visibles en los paseos vespertinos de vísperas vacacionales, reiteremos el antiestético y peligroso aspecto que presentan las vallas de dos vías de acceso al centro de la ciudad. Hablamos del distribuidor de tráfico de Las Cabezas, cuyo barandal se aprecia visiblmente dañado, hasta el punto de que algunas piezas, oxidadas, despintadas y arrancadas, ya no forman parte del conjunto. Lo peor es que las han dejado a un lado tras la colocación de unas frágiles cintas aislantes de la policía. En otro hueco, más próximo al comienzo de la calle Blanco, han instalado una valla de tráfico que no hace falta decir cómo impacta. Ya nos hemos ocupado del proyecto de infraestructura que sustituirá la actual fisonomía de la carretera de Las Arenas (TF-132) pero hasta que sea aprobado y se ejecute, no sobra un arreglo -eso que se conoce comúnmente por lavado de cara- de esa zona tan transitada en la que abundan, además, los espacios ajardinados. ¿Y qué decir del paseo lateral de la vía del túnel de Martiánez? Cuidado, mucho cuidado porque cada vez representa mayor peligrosidad. Y no son pocos los turistas y viandantes que circulan por el sector, incluso de noche. Las quejas en las redes sociales no han surtido efecto, por ahora. La valla, a la vista de los daños, poco o nada protege. Así lleva meses. Alguien debería decirle a 'papá Cabildo' que instalen una nueva.
Bueno, ahora que sustituyen el vallado, que sirva al menos para refrescar la memoria. Y si se resuelve el problema, con ánimo constructivo, mejor.

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