Podrá parecer exagerado o haber llevado el asunto a sus
últimos extremos o que es una conducta estricta. Pero que a nadie le quepa
duda, después de lo ocurrido, que la puntualidad británica tiene bien ganada
fama.
El secretario de Estado de Desarrollo Internacional del Reino
Unido, lord Michel Bates, anunciaba en sede parlamentaria su intención de
dimitir tras haberse demorado la friolera de dos minutos en la respuesta que
debía dar a la pregunta de una diputada laborista. “Quiero ofrecer mi sincera disculpa por mi descortesía al no haber
estado en mi lugar para responder a su pregunta en un tema tan importante”,
dijo desde la modesta tribuna de una de las sedes parlamentarias más antiguas
del mundo.
El tono empleado,
el rigor expresivo, el énfasis advertido, la mirada contrita lo decían todo:
eran pruebas de que hablaba en serio, de que su decisión había sido tomada con
todas las consecuencias, en medio de la confesión de su vergüenza por la ya
célebre demora. Bates rompía los esquemas con un hecho completamente inusual,
entre expresiones de incredulidad o de rechazo y esa gestualidad ya típica del
Parlamento británico, en tanto ponía el cargo a disposición de la primera
ministra, Theresa May, quien, por cierto, no consideró conveniente aceptar la
renuncia.
Acostumbrados a
que en la órbita política se registran situaciones o comportamientos mucho más
graves y se constata la negativa a dimitir -unas veces porque se estima que no
se infringe la ley y otras porque aún infringiéndolas, se acogen a la
presunción de inocencia y se aguarda a una resolución judicial, si es que se
media algún tipo de demanda, aferrándose al cargo-, la voluntad de Bates
sobresale como código de conducta, aunque pueda interpretarse como exagerado.
Los británicos y su flema, el mito de la puntualidad, la coherencia por encima
de todo… y todo lo que ustedes quieran pero, tal como están las cosas en
política, ¿a que son necesarios hechos como este, al menos para dignificarla?
Gracias a Michel Bates por ser consecuente, por haber reivindicado las formas
de manera tan significativa, por haber demostrado que aún se puede confiar en
quienes demuestran que no todos son iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario