La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha hecho público un
informe sobre Perspectivas sociales del empleo en el mundo para
2018, algunas de cuyas
conclusiones son, francamente, preocupantes. El aumento de los
denominados 'empleos vulnerables', cifrados en mil cuatrocientos
millones de personas que los sobrellevan, es una de aquéllas. Los
vulnerables son empleos con altos niveles de precariedad, son
temporales, inseguros, con ingresos irregulares y de una menor tasa
de protección social. Según las previsiones del citado informe, el
aumento en número y porcentaje se produce prácticamente en todo el
mundo, de modo que ya engloba un 43 % de trabajadores de ambos sexos,
es decir, acercándose a la mitad de la clase trabajadora.
La
OIT interpreta los datos con un cierto tono pesimista o escéptico.
Admite, por ejemplo, que el crecimiento económico mundial fue el año
pasado de un 3,6 %, porcentaje que podría mantenerse en 2018. Cabe
preguntarse lo que en Canarias con el turismo: ¿se traduce ese
crecimiento en más empleo o en mejores condiciones de vida o
laborales? La Organización pone sobre la mesa el número de parados
en el mundo: se estima que en 2019 habrá ciento noventa y tres
millones, más o menos los mismos que en 2017. Eso significa que, en
dos años, cero desempleados menos.
Echemos
un vistazo a lo que ocurre en España, según la OIT y otras
organizaciones que citaremos más adelante.. El régimen retributivo
de los trabajadores es aún inferior al de principios de la crisis.
Si en 2016, los salarios sumaron un montante cercano a los quinientos
treinta y tres mil millones de euros, nos encontramos con que en
2008, cuando comenzó la crisis, los salarios fueron superiores a los
actuales, casi quinientos sesenta mil millones de euros, según los
registros del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los recortes
salariales de estos diez últimos años han supuesto treinta y siete
mil millones de euros menos para la clase trabajadora.
Por
tanto, otra de las conclusiones del estudio mencionado es que no hay
incrementos retributivos durante esta década; al contrario, han
mermado los ingresos. Eso lleva a algunos expertos a opinar que si
durante ese tiempo, los salarios se hubieran actualizado conforme a
la inflación, los asalariados hubieran ganado los treinta y siete
mil millones de euros más, es decir, el 3,5 % del Producto Interior
Bruto (PIB) anual.
Los
datos ponen de relieve la relatividad de los discursos triunfalistas
y la patente desigualdad social y económica. Se hizo saber en la
última cumbre de Davos (Suiza), donde un informe de la organización
Oxfam concretaba que
solo ocho varones ricos acumulan tanta riqueza como la suma de
ingresos de los tres mil seiscientos millones de personas más pobres
de la Humanidad. Esto quiere decir que la concentración de riqueza
en unas pocas manos, o en unas pocas mentes, es incontenible. Lo
injusto es que la minoría rica haya aumentado durante 2017 un 82 %
su patrimonio. El desequilibrio, por tanto, es enorme. En
otras palabras, el crecimiento económico solo beneficia o solo lo
perciben quienes más tienen que, en definitiva, con estadísticas
sobre la mesa, son muy pocos.
No
está nada claro, en fin, cómo eliminar la pobreza.
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