Cualquiera sabe el alcance de la fuga de datos de la red social Facebook, noticia de primera en la práctica totalidad de los medios del mundo. Se habla de tormenta política pero también de pérdidas millonarias. El gigante se ha tambaleado: los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido han reclamado la comparecencia del fundador propietario, Marc Zuckerberg, para que explique nada menos que en el Comité Judicial del Senado de Norteamérica la utilización de datos de sus usuarios ideada con el fin de "diseñar herramientas de publicidad política y de manipulación de los votantes", según la senadora demócrata Amy Klobuchar.
La Unión Europea (UE) también se ha resentido. El uso fraudulento de los datos de los usuarios en un hecho gravísimo. Son cincuenta millones los afectados. El mismísimo presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, ha declarado que "el uso indebido de datos de usuarios de Facebook es una violación inaceptable del derecho a la privacidad de los ciudadanos".
Y luego están las repercusiones económicas: los primeros registros con escalofriantes. Un descenso del 7 % de la red en la sesión de Wall Street nada más conocerse la información. Los analistas estiman unas pérdida iniciales de treinta y dos mil millones de euros.
Son los primeros impactos. Acaso la punta del iceberg. A ver si el gigante se desmorona.
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