jueves, 8 de marzo de 2018

TODAS A UNA

Este 8 de marzo es distinto. Se han empeñado las mujeres. Y lo han logrado.
Es su día.
En la asociación, en el pueblo, en la ciudad, en la isla, en la Comunidad, en el país. Y en otros muchos sitios.
No se recuerda tanto empuje, tanta convocatoria, tanto llamamiento, tanto entusiasmo, tanta y tan heterogénea actividad, tanto ámbito que dinamizar para identificarse con la fecha, con su simbología, para hacerla suya, para multiplicarla y para universalizar el mensaje.
Todas a una.
Hasta una huelga contra la discriminación.
Hay muchos factores que impulsan el grito y el ánimo de las mujeres. Todos convergen en esta fecha: basta de violencia, de brecha salarial, de desigualdad, de machismo, de incomprensión, de supremacismo, de recortes, de vacíos, de exclusiones...
La reivindicación se extiende por todas las islas, por toda España, por todas partes. En unos ciento setenta países, la movilización es un hecho en diversas formas. La participación, a tenor de ese esfuerzo por poner punto final a los desequilibrios y a las discriminaciones, o lo que es igual, para superar trabas y obstáculos, viejos patrones, chocantes costumbres, es, será, lo que las propias mujeres quieran para que todos seamos conscientes de que su rol en la sociedad de nuestros días debe ser ponderado y reconocido de otra manera.
Están comprometidas las mujeres y se han empeñado, cada vez más convencidas, de que el mundo puede cambiar, ser otro, y con ellas, en cualquier vanguardia de ideas, de filosofía y de papeles proactivos.
Este 8 de marzo es distinto. Muy bien empleada toda la lucha en tantos escenarios: empieza a cundir. Ya no es una anécdota, una evocación, una historia reservada y unos motivos para movilizarse cada año. Ahora es un compromiso multiplicado, un afán creciente, una noble causa.
Todas a una.
Igual no se para el mundo pero que su propósito, aquí, allá y en todos lados, es acreedor de respeto, seguro.
Es su día.


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