Desde
Düsseldorf (Alemania), llega la triste noticia del fallecimiento, el
pasado jueves 15, de Rudi Höhe, un entusiasta empresario que se
convirtió en un sostén fundamental del intercambio caranavalero
entre aquella ciudad y Tenerife, más concretamente el Puerto de la
Cruz.
Rudi
fue miembro fundador de la Guardia de Honor de Düsseldorf, en plena
cuenca del Rhin. En 1985 fue elegido Príncipe del Carnaval y
participó con Renate, su esposa, en las celebraciones y el
intercambio de aquel año. Renate fue designada Princesa (Venetia). A
partir de entonces, fue un asiduo visitante de la localidad
portuense, a la que siempre tuvo presente en cada convocatoria,
especialmente cuando accedió a la vicepresidencia del Bund Deustcher
Carneval, organización que aglutina a todos los fiestas carnavaleras
de Alemania.
Ejerció
también como miembro honorario de la Gran Sociedad del Carnaval, el
mayor club carnavalero de la ciudad. Luego, estuvo vinculado al
Comité Organizador del Carnaval para el intercambio con Tenerife
(Puerto de la Cruz), hasta que cumplió setenta años en 2005, año
en que dejó tales tareas. Trabajó estrechamente junto a Eduardo
Lobenstein, Gerardo Gleixner y Alex Biederlack por el lado portuense; y Gregorio
Entner y Horst Morgenbrod por el alemán, también promotores y ejecutivos de una
iniciativa que ha permitido una singular promoción del destino
turístico de la ciudad en la Renania-Westfalia y toda Alemania.
Antes,
fue uno de los componentes fundadores del Club de Carnaval de Amigos
de Tenerife, una sección de la Guardia de Honor de la ciudad de
Düsseldorf cuyo germen quedó sembrado en los jardines del hotel San
Felipe en 1997 y cobró carta de oficialidad dos años después. Era
el club más pequeño de la historia del Carnaval de la ciudad
alemana.
Rudi
deja un gratísimo recuerdo entre sus amigos y colegas que dieron
vida y contenido a un singular intercambio de la fiesta carnavalera,
en el que una delegación portuense, encabezada por la reina del año
anterior, participa en las celebraciones no solo de Düsselforf sino
de varias ciudades límitrofes, como Neuss, Moenchengladbach,
Düisburg y Krefeld. Luego, ya en vísperas de la Piñata, son los
alemanes quienes, con sus príncipes al frente, disfrutan de los
actos finales del Carnaval tinerfeño, especialmente lo del Puerto de
la Cruz.
Su
papel activo se orientó al fomento de la participación de
empresarios y organizaciones con el fin de dar más realce al
intercambio. Celoso y atento con su cometido, era habitual verle en
las reuniones preparatorias, en las actividades intramuros y en los
desfiles en el exterior. Uno de sus logros consistió en que el
alcalde portuense estuviera presente en el arranque del Carnaval
alemán, programado para las 11 y 11 del 11 de noviembre y aplaudió
una idea similar para materializarla en la localidad portuense el 12
de diciembre, a las 12 y 12 del mediodía. Gestionó personalmente,
en varias ediciones, la aparición de la reina del Carnaval portuense
y su corte de honor en las transmisiones televisadas del Lunes de
rosas y otras celebraciones.
También estuvo presente en la firma de los documentos oficiales del
hermanamiento entre Düsseldorf y el Puerto de la Cruz, allá en el
año 2000.
Rudi
Höhe se ganó el respeto y el aprecio de cuantas representaciones del
Puerto de la Cruz han participado en este intercambio que ya ha
superado las cuarenta y seis ediciones.
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