La
atención sanitaria en condiciones de universalidad y, por tanto, de
equidad, será un derecho de todas las personas, basándose pues en
la condición de ciudadanía y desligándose entonces de la condición
de asegurado.
Estos
son los principios inspiradores del Real Decreto que aprobó el
Gobierno que preside Pedro Sánchez para devolver la universalidad
al Sistema Nacional de Salud (SNS), de modo que reciban asistencia
sanitaria los migrantes en situación administrativa irregular, las
personas nacionalizadas en España, los extranjeros residentes, los
pensionistas que residen en otros países y los trabajadores
transfronterizos.
Estamos
ante una medida de indudable calado que sirve al ejecutivo para ir
marcando territorio y reafirmar señas ideológicas. La situación
anterior era de clara inequidad y desigualdad, especialmente para las
comunidades autónomas que hubieron de asumir la prestación
sanitaria pero sin ninguna seguridad jurídica ni para las
administraciones ni para los profesionales sanitarios. Cabe deducir
ahora que será más fácil y viable el control de algunas
enfermedades, en tanto que será factible atender las demandas de
organismo europeos e internacionales, además de otras solicitudes
formuladas por organismos científicos y entidades sociales.
¿Cuáles
serían los efectos prácticos del decreto gubernamental que
restituye la sanidad universal? Sobre el papel, la atención
favorecería un mejor control de las patologías y de la salud
pública puesto que, al atender urgencias, se evitarán gastos
adicionales por hospitalizaciones ya que no existirán
descompensaciones en enfermedades. Está previsto, igualmente,
evitar el denominado turismo sanitario dado
que la medida fija criterios que sorteen el uso inapropiado del
derecho a la asistencia sanitaria.
¿Y
quién paga, entonces? Pues, interpretando la disposición
gubernamental, la factura no será imputada a los fondos públicos
siempre que exista un tercero, obligado al pago o que se pueda
exportar el derecho de cobertura desde su país de origen. En este
sentido, queda reservado a las comunidades autónomas la fijación y
aplicación del procedimiento para la solicitud y expedición del
documento que acredite a las personas extranjeras a recibir la
prestación asistencial.
Los
criterios básicos de solidaridad y de justicia social inciden en que
la sociedad de nuestros días, la sociedad justa y socialmente
avanzada, no debería dejar a nadie atrás. De ahí la razón de ser
de esta atención sanitaria universal, convertida ahora,
sencillamente, en un derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario