Aún
le recordamos cuando recorría los escenarios de pueblos y barrios
interpretando canciones de autor, con su guitarra y su voz profunda,
imponente, idónea para un estudio radiofónico y para cualquier
producción audiovisual. Canciones que revelaban un compromiso
social, un no querer quedarse pasivo ni indolente: los mensajes, que
se decía; la protesta subyacente, el inconformismo, la búsqueda de
figuras poética para ir configurando la personalidad.
Entre
aquel Juan Bosco (La Orotava, 1973) de entonces y el Bosco González
de ahora, autor del ensayo titulado Esta
voz es nuestra: capaces de hablar (Diente
de León, 2017), que empieza modificando la colocación de las sillas
de su auditorio en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias
(IEHC), “para estar más cerca todos, unos de otros”, cuando
afronta una performance con una seguridad que ya es hábito, en la que
revela que prefiere decir 'orientador' a filósofo; entre aquel y
este Bosco, decíamos, hay toda una trayectoria vitalista y
profesional acreedora de respeto y atención.
Este
Bosco de ahora se recrea en la dimensión práctica de la filosofía
y traslada las experiencias de su recorrido, en un proceso mayéutico,
a un auditorio -no importa que fuera reducido- que sigue con
llamativa atención un relato desbordante en el que se suceden las
preguntas y en el que hay respuestas para todo. Como tiene que ser,
al mejor estilo socrático: se trata de que el espectador vaya
descubriendo rasgos o nociones que en él estaban latentes, que le
“picaban” pero no se atrevía a que aflorasen. Bosco les invita a
hacerlo, con valentía, como punto de arranque para acercarse al nudo
y a la solución del problema, de la situación enquistada, del
obstáculo aparentemente insalvable.
Lo
mejor es que Bosco no teatraliza. No podría. Los problemas
cotidianos de comunicación no se despachan condenando al objeto -el
móvil, por ejemplo- sino planteando con realismo que hay otras vías
interiores que, traducidas a las conductas o comportamientos
habituales, han de pugnar hasta fluir por nuevos surcos y producir
los cambios que realmente se necesitan. En el ámbito personal o
familiar o en la esfera colectiva. La comunicación y el crecimiento
personal son los campos donde la expresión de este licenciado en
Filosofía, que prefiere considerarse 'orientador' y sabe un rato de
relaciones humanas, persuade con argumentos y ejemplos creíbles.
Como
para escucharle más de una vez.
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