jueves, 20 de septiembre de 2018

SIN PRENSA HACIA EL ABISMO

Desde 2013, o sea, hace tan solo cinco años, han dejado de circular en Venezuela cincuenta y cinco periódicos, según el informe del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) de dicho país. Eso sí que es una crisis de la que, tal como están las cosas, será difícil, por no decir imposible, salir. Es imposible predecir cuanto tiempo ha de transcurrir para que Venezuela se recupere: la revolución ha fracasado estrepitosamente, aunque no lo reconozca; la fractura social es evidente, cada vez mayor; las recetas económico-financieras no sirven, solo aumentan la desigualdad; los agentes sociales prolongan, abatidos, su pesadumbre y su impotencia. Lo escribimos una vez: de crisis en crisis.
El ámbito mediático no iba a escapar. Hace escasas fechas, cuando en nuestro repaso diario a los periódicos, observamos que no figuraba El Nacional, nos temimos lo peor. Si encima no está El Nacional, dijimos para nuestros adentros, apaga y vámonos. Era lunes y consultando hemeroteca supimos que la empresa editora, al borde la asfixia, había decidido suprimir el periódico impreso los lunes y los sábados. Algunos rotativos norteamericanos -y británicos- ya han puesto en marcha esa medida, bien es verdad que por otros motivos y propiciando un nuevo modelo de negocio y de canal informativo: fortalecer el multimedia y dejar para el fin de semana, o para el sábado, domingo y lunes (según convenga, especialmente por los resultados deportivos), la edición impresa, si es sin suplementos, mejor.
La mutilación del gran periódico venezolano, forzada por la crisis y por la presión inmisericorde del régimen 'chavomadurista' plasmada en auténticas persecuciones judiciales, las restricciones de papel y de materias primas, así como en el bloqueo de medios digitales, su circulación reducida a cinco días, con menor tirada desde luego, acogotan a un diario que aún asoma la cabeza pero cuyos ejecutivos y profesionales son conscientes de que la resistencia tiene sus límites.
Otros, unos cuantos, han corrido peor suerte: durante el presente año, han dejado de publicarse veintiséis diarios, veinte de los cuales lo hicieron previo anuncio de cierre definitivo. Si doloroso es el trance para personas que engrosaron el desempleo, más inquietante es trasladar las consecuencias a la sociedad venezolana que ha ido perdiendo, en plena crisis social y económica, opciones o canales de información a un ritmo galopante. Es evidente que eso es lo que quiere el régimen, cada vez más a su alcance.
Las impresiones del IPYS tienen que ser, necesariamente, pesimistas. Cada vez menos periódicos, especialmente en el interior, en los estados. Solo basta navegar en uno de esos portales que agrupan cabeceras por países para darse cuenta de inmediato de la reducción. Por desaparición. “La gente no puede enterarse de lo que pasa ni dispone de información de contraste”, señala el informe del Instituto que pone el dedo en la llaga: centenares y centenares de miembros del Colegio Nacional de Periodistas -al que pertenecen unos veintiún mil profesionales- han perdido sus puestos de trabajo, muchos de ellos el único que conocieron.
Pues ese es otro dudoso honor de la revolución y del régimen: ir acabando con el periodismo libre y con el pluralismo informativo. Venezuela, quién lo iba a decir, en el abismo.

No hay comentarios: