Radio
Club Tenerife (Cadena SER) ha concedido su premio 'Teide de Oro
2019', en la modalidad individual, a María Dolores Pelayo Duque
(Santa Cruz de Tenerife, 1943), jurista y política de notable
recorrido, acreedor, desde luego, de una distinción tan prestigiosa
y tan arriagada en la sociedad canaria.
Pelayo
es de las incansables, una mujer a la que no arrugan los reveses y
que cuando abraza una causa lo hace con todas las consecuencias. Su
quehacer proactivo propició la materalización de no pocos logros en
lo político y en lo social, en el ámbito de sus responsabilidades.
Hasta hace unos meses intervenía puntualmente en representación de
su partido, el PSOE, en la Junta Electoral.
El
galardón viene a reconocer una aportación sustantiva a la
democracia española y a las aspiraciones de modernización de
nuestra sociedad. Licenciada en Derecho por la Universidad de La
Laguna, se especializó en asuntos de familia. Es recordada como la
única mujer canaria en las Cortes constituyentes de 1977, todavía
militando en la extinta Unión de Centro Democrática (UCD). Lola
Pelayo sobresalió en los primeros debates democráticos de entonces:
su trabajo estaba predestinado a superar viejos y rígidos esquemas
que parecían condenar a la mujer a un papel secundario. El empeño
de la abogada y de la política fue dando frutos progresivamente: el
activismo y la voz de Pelayo se convirtieron en una referencia cuando
despegaba la democracia, cuando surgia la nueva institucionalidad,
cuando se demostró que la igualdad no era un imposible y cuando
había que elaborar nuevas leyes que llenaran de contenido el Estado
de derecho y significaran avances de primer orden en la nueva
convivencia de los españoles.
Siguió
los pasos de Francisco Fernández Ordóñez y su proyecto
socialdemócrata, antes de integrarse en el Partido Socialista. En el
Parlamento, debatía y discutía con quienes aún mantenían
posiciones inmovilistas mientras la calle era un clamor que demandaba
la regulación del divorcio y modificaciones de calado en normativas
reguladoras del derecho de familia y de sucesiones. Cuando le
pidieron que encabezara la candidatura socialista a la alcaldía de
Santa Cruz de Tenerife, aceptó a sabiendas de que sería muy difícil
desbancar la maquinaria insularista de entonces. Pero se probó apta
también para el trabajo municipalista, en el que aportó rigor y
afán constructivo.
Cuando
llegó la hora del relevo, dio un paso al costado con toda
naturalidad, siguió activa en su despacho y esmerándose en los
nuevos retos que iban surgiendo en la sociedad. No dudó en animar a
las mujeres y a las jóvenes generaciones para que enriquecieran la
actividad política.
¿Qué
dice Pelayo?, era una pregunta frecuente en ámbitos coloquiales.
Siempre había una respuesta, fruto de su empeño y de su dedicación,
ahora reconocidos con un galardón que distingue a la política de
una época en la que era primordial contribuir, dialogar y transar.
Pelayo
lo hizo y ahora podrá lucir un Teide dorado.
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