“La
calidad turística es una pieza clave para promover la
sostenibilidad”, se concluye en el V Congreso Internacional de
Calidad Turística que desarrolló el Instituto de Calidad Turística
de España (ICTE) en el Puerto de la Cruz en el curso de la semana
que termina.
Es
un mensaje que abunda en la necesidad de tomarse muy en serio ese
objetivo en un marco cada vez más competitivo. Que si se va a hacer
algo, no solo desde el ángulo de las infraestructuras o dotaciones,
se haga con esmero, pensando en el futuro y en su propia capacidad
para hacer compatible el crecimiento o el desarrollo económico con
respeto al medio ambiente. Los clientes (turistas) sabrán
apreciarlo.
Por
eso es bueno que este congreso haya tenido como marco un destino
turístico diferenciado como es la localidad norteña, no solo porque
recupera la acogida de actividades congresuales sino porque puede
encabezar aquellas que tienen que ver directamente con el sector, al
que tanto puede aportar desde su experiencia ya secular. Incorporarse
a la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias (AMTC) y
acoger esta convocatoria en la que se trató un concepto que da juego
y obliga a todos los agentes del sector a prestar atención han sido
dos hechos consecutivos y teóricamente positivos.
Ya
hemos insistido en varias ocasiones que la aplicación de sistemas de
calidad resulta primordial para el diseño de cualquier política
turística, desde la que incida en el modelo de ciudad a sus opciones
de promoción. Si uno de los acuerdos de este congreso consiste en
trasladar a las administraciones públicas competentes, en materia
cultural y turística, la importancia de acometer estrategias
coordinadas de cooperación para mejorar la oferta y los servicios
que brinda, es evidente que se piensa en la necesidad de obtener la
mejor impresión de los visitantes y fidelizarles.
Aquí
se ha hablado, por ejemplo, de incrementar la conectividad,
seriamente condicionada por la quiebra de un turoperador británico,
al final, por fortuna, de menor impacto que el inicialmente
considerado. Pues no habrá que aguardar a que se recomponga el
sector solo sino que será necesario participar, desde dentro, en el
proceso que se abre para transformar los métodos de funcionamiento
del sector y del negocio. Las políticas turísticas requieren, más
que nunca, del entendimiento entre los sectores público y privado.
Las respuestas deben estar bien pensadas si se quiere que luego sean
ágiles y operativas.
Siguiendo
con las estrategias coordinadas de cooperación, también se habló
en la cita del Puerto de la Cruz de promover la sostenibilidad
turística en empresas y destinos. Pues bien, manos a la obra, con
programas y acciones que acrediten un trabajo que se haga a
conciencia, convencidos de su utilidad y que sirva para contrastar
esa oferta ventajosa que no se encuentra en todos lados. La
respuesta debe darse desde administraciones e iniciativa privada,
única forma de materializar que el objetivo de la calidad está al
alcance.
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