La Fundación Mapfre y la
Universidad de Deusto han dado a conocer los resultados de un estudio sobre
conductas humanas titulado ‘Comentarios negativos en las redes sociales’ que
concluye lo siguiente: el enfado (66 %), la ansiedad (10 %) y la tristeza (7 %)
son las principales emociones que motivan a los usuarios de redes sociales de
las Islas Canarias a realizar un comentario negativo. Unos mensajes que,
en la mayoría de las ocasiones, están relacionados con críticas a conductas (55 %) y que se publican sobre
todo en Facebook (41 %) y se difunden principalmente en perfiles de personas desconocidas (59 %).
El estudio señala también
que en Canarias la reacción más común
cuando se recibe un comentario nocivo es bloquear y borrar el
mensaje (41 %), responder de forma breve e indiferente (38 %), intentar
defenderse (20 %), hablar del suceso (13 %) y contraatacar
con otro comentario dañino, una actitud que adopta el 4 % de los usuarios
mayores de edad.
“En las redes pasa una cosa importante,
que es el anonimato, que nos hace sacar esa parte animal que todos tenemos sin
miedo a las consecuencias”, explica en el diario digital ‘Atlántico Hoy’ el
especialista en Psicología Clínica, José Ángel López. “Un problema de la red es
que el lenguaje escrito, al carecer de resto de comunicación no verbal que
tenemos las personas cara a cara, tiene una altísima probabilidad de ser
interpretado siempre en sentido agresivo. La ironía es muy difícil de
transmitirla por internet, añade.
López explica que, en
parte, “están en juego los egos”. Así, señala que cuando una persona hace
un comentario que no tendría la mayor importancia en una reunión de bar, “al
tenerlo fijo en la pantalla, aumenta la proporción y se toma extremadamente
personal y es una de las situaciones que hace que yo me enfade para reaccionar
de una forma indebida”.
Este psicólogo especialista
advierte que, para no entrar en estos conflictos en la red que puedan afectar a
la salud mental, “el problema está la educación que podamos tener en gestionar
esas situaciones. Internet puede ser una gran ayuda para atender nuestro estado
y ayudarnos siempre que empleemos filtros que permitan acercarme a las personas
que lo van a hacer y alejarme de las que van a hacer daño”.
José Ángel López, en este
sentido, añade que, en la vida normal, en el cara a cara, hay que “estar entrenado para hacerlo”, pero luego en un ambiente en el que no se ve al interlocutor, desconocido
además, la gente y la comunicación no verbal puede tener ese problema, el
no poder filtrar. “No tenemos el entrenamiento y el juicio crítico y
pensamiento crítico necesario para filtrar y rechazar entornos potencialmente
peligrosos y seleccionar los que me pueden beneficiar”, precisa.
En el resumen del estudio al
que se refiere ‘Atlántico Hoy’, muy interesante para quienes se preocupan de
estas cuestiones, se señala que para tratar de combatir estas situaciones de
conflicto y falta de respeto en las redes, y en según qué lado de la
acción, López destaca que "es importarte el colocarse en qué posición
quiere tener uno el intercambio de internet. Si
no quiere bronca, no le vendrá bronca. Si uno lo que quiere es
compartir información y experiencias, algo que tiene que plantearse es no
aceptar los ataques personales".
Así, recuerda que "los
ataques personales en internet nos van a llegar muy al fondo y vamos a
reaccionar con una potencia desmedida",
pero enfatiza que "es solo un mensajito de entre millones de personas
y es solo una persona". Por ello, aconseja que "hay que tomar
distancia de esa situación y no hay que entrar en el conflicto si no
quiero. Ignorar el comentario o bloquear a la persona. Siempre me puedo
defender en la medida que de forma asertiva lo crea conveniente".
Las mujeres son las más
afectadas en este tipo de situaciones, según uno de los aspectos más llamativos
del estudio. Llegan a sufrir hasta más del doble de inseguridad que los hombres (22 %
en mujeres y 8 % en hombres), de miedo (6 % y 1 %), problemas de
alimentación (10 % y 2 %) y problemas de sueño (15 % y 9 %), así como
tristeza (22 % y 11 %) y nerviosismo (25 % y 12 %), datos que ponen
de manifiesto el gran impacto que tiene el ciberacoso en la salud mental y
física.
"Es una cuestión en el
que pueden influir los pensamientos que generamos sobre nosotros mismos. En
general, los hombres están más acostumbrados a la acción directa. En el
colegio, por ejemplo, el acoso entre chicos es más bien físico y hablar tiene
menos importancia. Sin embargo, en mujeres, la
violencia y las agresiones de chicas es más psicológica. Entonces, a
través de internet los comentarios que me llegan puedo estar más sensibilizada
y sufrir más de lo que debería", contextualiza para cerrar José Ángel
López.
Esta investigación, resultado
de una encuesta realizada en España a dos mil quinientos veinte adultos,
analiza los comentarios negativos recibidos y enviados en las
principales redes sociales, da a conocer las consecuencias de este tipo de
mensajes en la salud mental, emocional y física, e identifica protocolos para
ayudar a la sociedad a gestionar adecuadamente el impacto.
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