Hoy se conmemora el Día Mundial del Urbanismo. Fue una iniciativa, en 1949, del ingeniero Carlos María della Paolera, uno de los primeros catedráticos de Argentina y ex director del Instituto de Urbanismo de Buenos Aires.
Se le deben dos
grandes aportaciones: una, la creación del diseño del símbolo del urbanismo,
una especie de sol color oro, sobre una irradiación azul y un fondo verde. El ingeniero quería simbolizar la
representación de los elementos de la naturaleza. El oro es el sol: por tanto,
el aire y el fuego. El azul es el agua. El verde es la vegetación y la tierra
de donde ésta nace.
La otra es
promover este Día Mundial del Urbanismo, con la finalidad de concienciar a las
personas –sobre todo a los grupos de trabajo de planificación urbana- sobre la
necesidad de generar ambientes sanos con espacios verdes, para evitar el
hacinamiento de la población los efectos de la contaminación y asegurar un
desarrollo armónico y respetuoso.
El urbanismo se
encarga de planificar diseños y servicios que mejoren la calidad de vida de los
ciudadanos. Claro que, para tener éxito, se
necesita de la contribución de todos los que viven en esa ciudad o
localidad.
Entre los programas del urbanismo, destacan los que relacionamos
a continuación:
Aumentar el número de parques y zonas verdes. Descongestionar
las zonas de la ciudad que se encuentren superpobladas y representen un riesgo
de hacinamiento. Facilitar el acceso a servicios prioritarios como el de
centros de salud y centros educativos. Mejorar la red de transporte, no solo
que esté a disposición de los ciudadanos, sino que además no represente una
fuente de contaminación. Encargarse de recoger la basura y garantizar que los
desechos tengan un destino adecuado. En fin, planificar la creación de más
urbanismo según un sentido estético y funcional para las personas.
El número 11 de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados por la Asamblea de Naciones Unidas (ONU)
en 2015, se fija en “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean
inclusivos., seguros, resilientes y sostenibles”.
Esto nos da idea de la importancia que hay que conceder al
urbanismo para la vida presente y futura de las ciudades. Este objetivo no solo
busca mejorar las condiciones de vida de aquellas personas que viven en zonas marginales,
también garantizar un equilibrio entre la vida moderna y el medio ambiente.
La necesidad de que las ciudades se vuelvan lugares sostenibles
y ‘eco-amigables’, se puede explicar por medio de las siguientes cifras:
· 55% de la población mundial vive en las ciudades, eso equivale a 4,5 mil millones de
personas.
· Las ciudades tan solo representan el 3 % de la superficie
terrestre.
· 828 millones de personas que habitan las ciudades, lo hacen en
zonas marginales e inseguras estructuralmente.
· Las ciudades consumen entre el 60 y 80 % de toda la
energía eléctrica mundial.
· Son el origen del 70 % de las emisiones de carbono que
están aumentando el efecto invernadero.
· Las ciudades generan aproximadamente el 80 % del PIB global.
En esta jornada conmemorativa del Día Mundial del Urbanismo, la
reflexión está servida: todos, instituciones públicas, agentes sociales y
entidades de distinta consideración deben hacer todo lo posible para mejorar,
desde el urbanismo, las condiciones de convivencia.
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