Mohammed Suman Miah, de 34 años, era un trabajador de la construcción que murió repentinamente en Qatar después de trabajar todo el día a la intemperie con temperaturas que alcanzaron los 38 °C. Era 2020. Su historia, como la de miles de trabajadores invisibles, podría quedar en el olvido, pero ha sido documentada en el informe de Amnistía Internacional titulado ‘En lo mejor de su vida’. La inacción de Qatar a la hora de investigar, poner remedio y evitar las muertes de los trabajadores.
Es uno de los casos que ensombrecen la Copa Mundial de Fútbol que se inicia hoy en aquel país árabe. Se ha escrito que van a jugar en un césped que sepulta a unas seis mil quinientas personas. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha enviado una misiva a los treinta y dos países participantes -entre ellos, España- en la que les insta a “centrarse en el fútbol”.
Le han replicado, claro: “Si Infantino desea que el
mundo ‘se centre en el fútbol’, la solución es muy sencilla: la FIFA podría
empezar a ocuparse por fin de los problemas graves de derechos humanos, en vez
de barrerlos debajo de la alfombra”, ha manifestado Steve Cockburn, director de
Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.
Es una de las múltiples aristas de la controversia
que envuelve al Mundial antes de que ruede el balón. Ya se verá después: si los
goles, las celebraciones y todo lo demás acallan las polémicas, las dudas, las
protestas, las deserciones, las incertidumbres, el malestar y las reprobaciones
al régimen del país de oriente medio.
Conservador,
multicultural, acogedor y seguro. Así es Qatar,
un pequeño país de contrastes con menos de tres millones de personas de los que
un 80 % son extranjeros y que acogerá desde hoy, en fechas llamativas, el
torneo mundialista, su gran baza para abrirse al mundo y demostrar su
sorprendente evolución social, cultural y económica. El torneo es, sin duda, uno de los más polémicos de
la historia, tanto por los casos de corrupción en el seno de la FIFA en la
elección de la sede como por las condiciones laborales de los trabajadores
durante la construcción de los estadios y las infraestructuras, la igualdad
entre hombres y mujeres o la censura a la comunidad LGTBI.
Se trata de un país con normas culturales y religiosas identitarias. En general, se recomienda vestir cubriendo los hombros y que los pantalones lleguen por debajo de las rodillas, está restringido el consumo del alcohol, no son bien vistas las muestras de afecto entre parejas y es mejor no quedarse mirando a la gente o fotografiarla sin permiso. Escupir en la calle o tirar basura al suelo está sancionado y hay tolerancia cero con las drogas.
El país es el segundo del mundo con más porcentaje de inmigrantes y allí viven personas de casi doscientas nacionalidades. El gran área metropolitana de la capital, Doha, es un auténtico crisol multicultural de unos dos millones de residentes, ultramoderna y centro empresarial del país y la región. Han pasado de ser aldeas de pescadores y perlas a convertirse en un país próspero impulsado por el petróleo y el gas natural, orientado ahora al desarrollo del turismo y la educación como principales pilares de crecimiento, con Qatar Foundation como bandera. Convertirse en sede del Mundial ha sido el gran espaldarazo.
“Para nosotros es más que fútbol. De hecho, forma parte de nuestro ‘Plan de desarrollo Nacional 2030’ (...) La Copa del Mundo es un catalizador para impulsar este plan y asegurarnos de que todo está preparado para organizar uno de los espectáculos más importantes del mundo”, asegura Fatma Al-Nuaimi, directora de Comunicación de Qatar 2022.
La organización del Mundial espera que el torneo atraiga a unos dos millones de visitantes, con lo que aceleraron su planificación de renovación de infraestructuras para que estuviera preparado para el torneo con una inversión cercana a los doscientos mil millones de dólares. Un legado para el país y sus ciudadanos.
En la construcción de esas infraestructuras, diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado abusos contra los trabajadores migrantes, impagos de salarios o condiciones extremas de los empleados que han provocado muertes. críticas y denuncias que el país defiende con la implementación de medidas "en tiempo récord" para poner fin a los problemas del sector. Entre estas medidas se encuentran la aprobación de un salario mínimo o la “abolición” del sistema de patrocinio que ata a los empleados a la voluntad de sus empleadores.
Qatar 2022 tiene todo preparado para la cita mundialista. Gastronomía, cultura y actividades específicas para mostrar al mundo su potencial. “Tenemos un plan para asegurarnos de que los ‘fans’ conozcan un nuevo sabor, una nueva música, una nueva comida. Algo nuevo para ellos. Y será el modo de enriquecer su experiencia, será lo que se lleven cuando vuelvan a casa”, dice la portavoz Al-Nuaimi.
En fin, toda una experiencia en medio del exotismo y de los recelos. Veremos si los goles deslumbran.
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