Los procesos sociales de los que habló Allende. América está
metida de lleno en uno de ellos. Y es la calidad de la democracia una de las
bazas que está en juego. Hay que prestar atención. En consecuencia, el papel
mediático sigue trascendiendo. En la 78 Asamblea Anual de la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), celebrada en Madrid en los últimos días de
octubre pasado, el presidente saliente, Jorge Canahuati, dijo que “somos firmes
creyentes de que la fortaleza económica de los medios de comunicación no solo
tiene un impacto directo sobre la libertad de expresión, sino que también tiene
un impacto directo sobre la calidad de la democracia en regiones como
Latinoamérica”.
Las afirmaciones de Canahuati coinciden con los
objetivos que asumió desde el domingo la
dirección de la organización que reúne a mil doscientos medios y plataformas de
noticias. Michael Greenspon (The New York Times) señaló en
su discurso que mantendrá el compromiso para que la SIP “siga siendo un faro
contra la oscuridad y el autoritarismo”. Este grupo tiene más de ochenta años
tratando de defender la libertad de expresión como una de las fuentes más
certeras de una democracia y la vía que siempre han defendido es la de fomentar
medios independientes en todos los países.
Greenspon piensa que en el continente se está viendo el
“renacimiento del autoritarismo” y de líderes políticos “que prefieren dar la
espalda a la libertad de los ciudadanos y usar los medios como chivos
expiatorios”. Contra esto siempre ha luchado la SIP, sobre todo denunciando la
realidad que viven los medios y sus periodistas en países en los que se viola la
libertad de expresión.
Para el nuevo presidente es prioritario dar apoyo a los
periodistas que cada día ven amenazadas sus vidas por hacer su trabajo. Lo
mismo que indicó su predecesor, que informó de que en el último año fueron
asesinados treintainueve periodistas y hasta un 90 % de los casos han quedado impunes. Los
nuevos dirigentes de la SIP insisten en
que para que se haga real justicia deben ser sometidos a juicio tanto los
autores materiales como los intelectuales.
Según ha dado cuenta la agencia Efe, la SIP seguirá
trabajando para defender a los medios de comunicación, para que tengan
independencia económica, para que puedan monetizar el contenido que generan y
que se replica infinitamente en la web. Aunque parezca mentira que una
organización de este tipo se dedique a estos objetivos, es sencillamente la
única manera de garantizar la libertad de prensa.
En Venezuela, por ejemplo, se agrava la situación. La
necesidad de medios de comunicación sostenibles y periodistas protegidos es
urgente. El país padece de falta de información confirmada, creíble y seria,
precisamente porque el gobierno chavista cortó el acceso a las fuentes y se
toma la atribución de ser el único que “maneja” la noticia. Ya ni siquiera hay
periódicos circulando ni en la capital ni en la provincia; quedan algunos que
se convirtieron en semanarios. Y aunque el presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello, diga lo contrario, “hasta las emisoras las
sacan del aire por racimos”, según puede leerse en elnacional.com
Este medio siempre seguirá en la lucha por defender la
libertad de expresión de los venezolanos, y por eso forma parte de la SIP.
Nuestra meta es precisamente el resurgimiento de una prensa libre,
independiente y fuerte, que cubra todas las tendencias y que llegue a cada
ciudadano. Ese es el proceso de ahora mismo. Contra la oscuridad y el
autoritarismo.
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