El Centro ‘Reina Sofía sobre adolescencia y juventud’, de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), ha elaborado un informe titulado ‘Radiografía del (des)empleo juvenil en España (2007-2022)’ que analiza las siguientes cuestiones: la empleabilidad y el paro juvenil desde la crisis de 2008 hasta la actualidad, las características y condiciones laborales del empleo juvenil, los factores estructurales que sitúan a la juventud en una posición de vulnerabilidad, el impacto de la pandemia sobre el mercado de trabajo y algunas reflexiones en torno al futuro del empleo juvenil. La conclusión es que los problemas derivados del desempleo y la precariedad entre la juventud se han convertido en un reto que sigue condicionando a la sociedad.
Nos hemos ocupado de los
jóvenes españoles en numerosas entradas anteriores. Las tasas de desempleo y de
temporalidad son indicadores de obligado tratamiento cuando se aborda el asunto
desde el ángulo laboral. Según Stribor Turic Jardelis, técnico de Investigación
Social, especializado en trabajo, cultura y juventud, participante en el
estudio aludido, la tasa de desempleo para jóvenes de 16 a 29 años analizada en
tres grupos de edad, muestra que en 2008 (cifras del segundo trimestre,
EPA-INE) para el grupo de 16 a 19 años era del 41 %; para el grupo de 20 a
24 años del 18,5% y para el grupo de 25 a 29 años era del 11,7 %.
Todos estos porcentajes
aumentaron drásticamente en los primeros años de la crisis de 2008,
especialmente para el grupo de menos edad. En 2013 se registraba un alarmante
73 % de paro en el grupo de 16 a 19 años, un 53,6 % entre jóvenes de 20 a
24 años y un 33,7 % entre quienes tenían de 25 a 29 años. En los años
posteriores, se observó una mejora paulatina (a excepción de los datos para
2020 con la crisis de la Covid-19) hasta llegar a reflejar en el primer
trimestre de 2022 un 46,4 % de paro para los y las más jóvenes, un 26,7%
para el grupo intermedio y un 18,3 % para los y las jóvenes de más edad;
aún lejos de la tasa de paro general del 13,6 %. Como vemos, a pesar de la
mejora relativa en los últimos años, no se ha llegado a alcanzar niveles
inferiores a los registrados antes de la crisis de 2008.
Por lo que respecta a la tasa
de temporalidad, en los últimos 25 años entre el 69 % (2009) y el
93 % (2014) de las y los jóvenes de 16 a 19 años asalariados eran
temporales. Algo inferiores son las cifras de temporalidad de jóvenes entre 20
y 24 años, entre el 50 % (2009) y el 74% (2016); y entre el 36,9 %
(2009) y el 49,8 % (2017) de jóvenes de 25 a 29 años.
La última reforma laboral en
España (diciembre 2021), según Turic, modifica por primera vez en décadas la
receta de que un mercado de trabajo más flexible supone mayores y mejores
niveles de empleo. Se ha potenciado la contratación indefinida modificando las
fórmulas contractuales y, en especial, eliminando la contratación por obra y
servicio y restringiendo las condiciones para la contratación temporal.
Aunque hay elementos que se
podrían cuestionar de la reforma, y su impacto a medio y largo plazo
(especialmente en el contexto de incertidumbre actual) están por examinar, los
primeros cambios han sido muy significativos: en el segundo trimestre de 2022,
la tasa de temporalidad para jóvenes de 16 a 29 años ha pasado a ser de
47,18 % y la tasa de desempleo a 20,45 %, las más bajas desde hace
más de una década.
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