Esto de redactar la entrada a la hora en que debía estar colgada -hecho que sucede, como saben, desde muy temprano- es bastante inusual. Pero ocurre que las circunstancias mandan y las ocupaciones de los dos primeros días de la semana nos han impedido acudir a la cita como es habitual.
Pero queremos cumplir -como venimos haciéndolo día tras día hace ya casi cuatro años- y tratamos de hacerlo en el primero de los huecos que encontramos. Es una lucha contra el tiempo, contra las costumbres y los usos cotidianos.
No es que parezca sino que falta algo cuando el blog no tiene entrada, cuando el texto de cada día está ausente. Y como somos nosotros los que hemos de dar respuesta al por qué, lo hacemos por un acto de responsabilidad y de compromiso con los lectores, seguidores o visitantes.
Para aquellos que se han extrañado, tranquilos, que no ha pasado nada. Aquí estamos, aunque seas un poco tarde, pero aún vale para una reflexión sencilla que tiene que ver con el amor por el periodismo y la sensibilidad de otras personas que, con espíritu profesional y sentido de la responsabilidad, son receptivas y al menos escuchan o se esfuerzan en propiciar alternativas cuando las opciones en pos de una aspiración se van agotando.
Una reflexión tras reuniones, entrevistas, declaraciones y toda esa pléyade de posibilismos que se van agotando. Pero si hay que desafiar al tiempo, se hace. Hasta que se agote. "Porque el verdadero periodismo debe ser constructivo", según diría el periodista y escritor colombiano Jorge González Moore.
Constructivo, incluso mientras haya que aguardar, o que falte tiempo para cumplir con el compromiso de cada día.
Aquí está la prueba. Porque nunca es tarde, aunque no haya dicha.
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