lunes, 6 de enero de 2025

Adiós de un periódico. Diario Castilla La Mancha

 

César Ortega, su director, apeló a versos del cantautor y productor musical puertorriqueño Héctor Lavoe -una de las más grandes figuras de la música salsa de todos los tiempos- para echar el telón:

Tu amor es un periódico de ayer
Que nadie más procura ya leer
Sensacional cuando salió en la madrugada
A medio día noticia confirmada
Y en la tarde materia olvidada…
Tu amor es un periódico de ayer”.

Así, y dando las gracias, se despedía de sus lectores, anunciantes, políticos y amigos el Diario de Castilla La Mancha (DCLM), diario digital en el que colaboramos durante varios años invitado por Ortega, haciendo análisis político y mediático, trasladando hechos de la realidad canaria que podían interesar allende las fronteras insulares y atendiendo, en fin, aquella amable invitación.

Con César Ortega coincidimos en la etapa que él fue delegado en la zona norte del matutino El Día, aún editado por Leoncio Rodríguez S.L. Libramos una sana rivalidad cubriendo y anticipando noticias, con Diario de Avisos en pleno proceso de expansión. Fue una época apasionante, la que se correspondía con los nobles afanes de la profesión periodística.

Muchos años después nos ofreció la oportunidad de colaborar con el producto que él editaba y dirigía. Lo hicimos desinteresadamente, convencido de que su vena periodística impulsaba las ganas de trabajar por su comunidad y de hacer un periodismo que estuviera a la altura de las exigencias de la sociedad y la empresa a la que se debía.

La agilidad de Ortega era lo que sobresalía. Dotado de un olfato especial para captar la noticia en un debate corporativo o en el curso de un relato contado en primera persona, siempre lucía eso que los periodistas llenan de intuición para saber a donde hay que dirigirse y donde estar centrados.

Siempre es una mala y triste noticia que un periódico deje de aparecer en la red y en los quioscos. Deje de publicarse, vaya. Hay que hacer muchos y sustanciosos esfuerzos -no solo económicos- para mantenerse. Diario de Castilla La Mancha luchó hasta extenuación, eran conscientes de que se trataba de una empresa difícil. Para colmo, habría de afrontar esos pasos decisivos en un proceso de transformación tecnológica y de digitalización.

Seguramente, en la recta final no habrá encontrado Ortega ni comprensión ni sensibilidad. O, sencillamente, intereses más poderosos podrían con su existencia. Ese es el mal -uno de los males- del periodismo de nuestros días.

Este párrafo de su último editorial resulta esclarecedor: “DCLM ha seguido fielmente en estos más de veinte años una línea editorial basada en la defensa de los derechos humanos, de la libertad de expresión, la igualdad y el respeto de las minorías, la defensa de un mayor equilibrio social frente al avance de un despiadado capitalismo que crea abismos entre las personas, libertad frente a discriminaciones por la edad, la procedencia, el género, los pensamientos espirituales o las preferencias sexuales. Y un cariño especial por la cultura que es la base para discernir la verdad del bulo interesado, la guía de la sensatez, del acuerdo para conseguir entre todos una vida más feliz para muchas más personas, una vida sana, sin emociones negativas y sin culpas”.

Pero no ha bastado el desempeño de un periodismo serio y vanguardista. Diario de Castilla La Mancha dice adiós con la frente enhiesta, aún cuando parezca que el recurso de Lavoe lo arrincona: “Tu amor es un periódico de ayer/ que nadie más procura ya leer…”.

Gracias César Ortega, muchas gracias por haber permitido que colaborásemos en su edición. Hasta siempre.



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