Ocho
figuras en cerámica y veinticuatro pinturas, bajo el título
Historia de O, presenta el
artista Pedro Ojeda (Puerto de la Cruz, 1952) en La Ranilla Espacio
Cultural, hasta el próximo jueves 30 del presente mes.
Ojeda
reside desde hace años en Reino Unido pero puede ser considerado un
hijo del barrio donde expone. Un creador autodidacta que se esmera
con la sutileza que aporta en cada obra. Se aprecia en las miradas de
los seres que va plasmando en sus lienzos, de clara tendencia
surrealista. El artista refleja, a su modo, estados de ánimo y da
vida a sus sueños en acrílicos de tonalidades azules que
representan una cierta quietud pictórica.
Historia
de O, como deben saber, es un
clásico de la literatura erótica. El amor incondicional, la
sumisión amorosa y la posesión son los tres pilares de una obra
cuyo título toma Pedro Ojeda para interpretar las ganas de una
pintura distinta que poco tiene que ver con la producción de etapas
anteriores, de aquella Simbiosis con
que obsequiara hace ya más de diez años en el complejo turístico
Masaru, con motivo de
su trigésimo aniversario.
Aquí,
los pilares de Ojeda los encontramos en la finura de sus rostros y en
la combinación cromática que descubren formas caprichosas que
parecen cabalgar entre el realismo y lo soñado, el mundo interior
del artista que brota para ser manejado con una técnica muy
desenvuelta.
Algo
similar ocurre con sus piezas de cerámica, aparentemente más
rompedoras, pero llenas de sugerencias hasta terminar atrapando
incluso al más profano. Los resultados no son ocurrentes sino fruto
de un proceso que ha merecido reconocimientos en publicaciones
especializadas de Reino Unido. Un proceso que, sin vena sensible,
hubiera tenido otras derivaciones, acaso de mayor vocación
comercializadora. Pero demuestra modelar con el corazón hasta
concluir con matices muy originales.
En
fin, la Historia de O es una colección apreciable, la
expresión artística de quien hace concesiones al surrealismo al que
nunca renunció. Tiene en Domingo Vega y Jesús Dorta algunas
referencias próximas pero su estilo propio le convierte en un autor
destacado. Alguien que admira a Dalí y que ahora se abre en
ambientes tan cambiados desde su juventud, con acrílicos, óleos y
piezas de cerámica que caracterizan una poderosa actividad tanto en
la pintura como en la escultura. Una colección apreciable, sí.
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