Señoras
conductoras y señores conductores, taxistas, pasajeros, estudiantes,
pacientes, profesionales, excursionistas, turistas y viajeros con
reserva, usuarias y usuarios todos de la TF-5, popular autopista del
Norte: váyanse preparando porque el anuncio ya está hecho: a partir
del lunes 27 de la última semana del presente mes, comienzan los
trabajos de repavimentación. De La Laguna a Los Realejos, en los dos
sentidos y en una longitud de 26,5 kilómetros. La inversión es de
7,4 millones de euros. Y durarán diez meses, diez. Trabajando a
partir de las diez de la noche y hasta las seis de la mañana. O sea
hasta el próximo otoño, bien entrado, si no hay interrupciones,
dilaciones y contratiempos.
Ya
cabe imaginarse los discursos candorosos de pedir disculpas por las
molestias, “pero había que hacerlo y ya los usuarios de la
carretera pueden conducir y sentirse más seguros...” y tal y tal.
Pero
hasta que llegue la hora de las autosatisfacciones indisimuladas,
imaginemos por un momento la que se avecina. Para allá y para acá.
Aunque se labore con nocturnidad, y al calor de los potentes focos
que iluminen los tramos. Atascos a diario y en horarios en los que se
circula aunque sobre el asfalto pareciera que con menor intensidad.
Hay
que hacerlo, vale: la carretera, en algunos pasajes, está que da
pena. Algunos responsables reconocen el “agotamiento estructural”.
Pero el problema seguirá latente: es la misma vía mientras el
parque automovilístico continúa creciendo. O sea, cuando terminen
las obras, dentro de diez meses, las complicaciones seguirán siendo
las de ahora. Habrá que armarse de paciencia y poniendo atención,
mucha atención -remarquemos que se va a trabajar de noche- en la
señalética de los desvíos que será necesario acometer. También
se habla de recorridos alternativos. Ojalá que del caos de los
primeros días se pase a los hábitos adquiridos con inevitable
resignación ya cuando los puentes y las vacaciones de diciembre
inviten a utilizar el vehículo y el transporte colectivo en modo
indispensable. Y si llueve -ojalá-, ya saben: es cuestión de ir
preparados... y de redoblar las precauciones y la paciencia.
El
período de los diez meses debería ser aprovechado para debatir,
consultar y reflexionar sobre la nueva cultura que hay que crear y
fomentar para los desplazamientos terrestres: las infraestructuras
viales de Tenerife son insuficientes. Usos, horarios, transporte
colectivo, incremento de líneas y ofertas, incentivos... tienen que
formar parte de una alternativa social e institucional que, de
momento, se agota en las redes sociales, en los pensamientos
interiores o en las conversaciones de las interminables colas
nuestras de cada día.
Porque
serán diez meses, diez. Aunque sea de noche.
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