Cuando ya es
un hecho la reaparición de destinos competidores en el Mediterráneo
oriental y cuando nadie, después de la World
Travel Market de Londres, oculta su pesimismo
con respecto a los impactos en la industria turística una vez se
consume la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista
para marzo de 2019, se plantea un nuevo reto para el sector turístico
consistente en optimizar la experiencia de los viajeros en las tres
fases básicas de su itinerario: búsqueda, reserva y estancia. En
la capital británica también se habló de esa cuestión a partir de
las que ya son tendencias tecnológicas consolidadas referidas a la
analítica de datos, la movilidad y soluciones de comercio
electrónico y el pago móvil.
Una firma
española, Vector ITC Group, ha
adelantado un primer dictamen después del procesamiento de algunos
datos que ofrece una llamativa conclusión: los clientes que tienen
una experiencia de viaje satisfactoria gastan un 140 % más que los
que la aprecian como deficiente. Eso significa que en los destinos
turísticos receptivos deben esmerarse para que los visitantes se
lleven la mejor impresión y terminen repitiendo, con el valor
añadido de un gasto superior. Y no en un porcentaje bajo,
precisamente. Se dirá que esto no es ninguna novedad, que ya se
viene haciendo en algunos sitios desde hace años, pero entonces no
existía tanta competitividad, no ha habido tantas exigencias y los
avances tecnológicos no solo eran más lentos sino que tardaban en
consolidarse.
Esmerarse
para lograr una experiencia inolvidable hasta superar las
expectativas. Este debe ser el objetivo. El estudio de Vector
ITC Group incide
en que el cliente satisfecho es proclive a compartir sus experiencias
en la red y está predispuesto para cuestionarios y valoraciones, de
modo que ello repercute en potenciales clientes que, antes de tomar
una decisión y contratar un paquete turístico, consultan primero en
la red y luego contrastan sus informaciones a través de amistades y
recomendaciones. En la tríada aludida, búsqueda, reserva y
estancia, cada fase entraña su importancia y si se quiere una
solución homogénea o por un solo canal, además de ágil y segura,
es primordial que la estancia resulte enteramente satisfactoria.
Los
operadores turísticos deberán seguir atentamente las estrategias
que, por supuesto, tendrán un soporte tecnológico avanzado para
diseñar con acierto y revisar lo que proceda en la evolución
correspondiente. En ese sentido, la citada compañía ya afina con
aplicaciones adaptadas a las necesidades de cada cliente. Se basa en
el aprovechamiento de la experiencia en el ciclo de vida del usuario
turístico. Esto supone trabajar en la monitorización y gestión de
la reputación en redes sociales y sistemas de evaluación hoteleros
con la finalidad de captar segmentos de mercado o nuevos clientes y
fidelizarlos.
En
cualquier caso, el sector debe ser consciente de que las coyunturas a
corto y medio plazo obligan a afrontar planteamientos como este de
una forma valiente y decidida. Se podrá discutir el ritmo, ma
non troppo, porque a estas alturas, quien se
duerma en este negocio, ya sabe que las corrientes no se detienen y
su capacidad de arrastre dejan fuera de concurso a quien sea.
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