Debe
ser el cuarto o quinto intento. Ojalá sea el definitivo. Escrito
está: ni la historia ni el edificio merecen ese letargo. Frase
coloquial: a ver si sale lo del Taoro, de una vez.
En
efecto, un nuevo concurso, unos nuevos pliegos de condiciones. La
corporación aportará quince millones de euros para financiar las
obras de rehabilitación. Bueno, no es por repetirnos, pero ese era
un planteamiento inicial bastante razonable: una operación similar a
la que el Cabildo afrontó en su día con el hotel 'Mencey'. Eso era
lo que propugnábamos en medio de aquella defensa para restituir el
uso turístico, en ámbitos periodísticos y en el ejercicio de
responsabilidades públicas.
El
propósito se plasma ahora, unos cuantos años después, para
reafirmar el compromiso cabildicio. Se quiere restaurar el Taoro a
partir de los atractivos que plasme su institución propietaria. Y
uno de esos atractivos es la aportación que transmita compromiso y
credibilidad. El importe viene a ser, más o menos, la mitad del
coste global de la rehabilitación. Más datos: canon anual de
cuatrocientos ochenta y cinco mil euros que habrá de abonar el
adjudicatario del arrendamiento durante sesenta años. Y las
facilidades también contenidas en el pliego: estará exento de
abonarlo hasta compensar el coste de la inversión realizada hasta un
máximo de veintinueve millones cien mil euros. Añadido: la
inversión deberá estar ejecutada en un plazo de seis años
prorrogables.
Que
al Puerto de la Cruz le hacen falta uno o dos establecimientos de
cinco estrellas, lo venimos diciendo desde hace años. Se trata de
innovar y cualificar su oferta alojativa. Y de que cristalice un plan
de modernización y mejora. Y lo que es más: de recuperar bienes
patrimoniales, dando uso y aprovechamiento, a sabiendas de los pluses
de localización que tienen.
Turno
ahora para la iniciativa privada. A ver si se mojan porque esta
oportunidad no brota todos los días. Bien que el sector público
elabore y facilite las condiciones para atraer inversiones y
facilitar el desarrollo de actuaciones. Ahí las tiene el
empresariado. A ver cuál es su respuesta.
A
ver si, entre todos, hacen resurgir el Taoro.
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