Tuvimos
el honor, el pasado mes de octubre, de entregar, en representación
de la Asociación de la Prensa de Tenerife, el premio 'Taburiente' de
la Fundación Diario
de Avisos, a
Miguel Henrique Otero, editor director de El
Nacional, el
histórico periódico venezolano cuya edición impresa ya no circula,
consecuencia de la asfixia practicada por el régimen totalitario de
Nicolás Maduro.
Al final de aquel
acto, en el teatro Guimerá, tuvimos oportunidad de charlar unos
minutos con Henrique, para confesarle que aprendimos a leer en
Caracas con su periódico y para percibir su optimismo con respecto
al futuro del país y al periodismo libre de ataduras y
circunstancias condicionantes.
Unos pocos días
después, Miguel Henrique Otero, nacionalizado español y residente
en Madrid, concedía una entrevista al rotativo tinerfeño cuyo
anuncio de encabezado ya sabemos que no se cumplirá: “Antes de
diciembre -decía- publicaremos el titular “Venezuela vuelve a la
democracia”.
En
efecto, el pasado viernes la noticia era bien distinta. Última
edición impresa de
El Nacional cuya
primera página era un modélico canto a la resistencia: “Un
guerrero que seguirá dando la batalla”, título de la información
de apertura. “Un descanso en el camino”, el del editorial
correspondiente a tan infausta fecha. “No es un cierre, es un
mientras tanto”, señalaba Henrique Otero.
Así
que el propósito implícito de saludar a la democracia, a la
libertad de expresión y al libre ejercicio del periodismo,
coincidiendo con el setenta y cinco aniversario del periódico,
tendrá que seguir fraguándose, continuará siendo un móvil para
superar las adversidades. El actor y presentador televisivo
venezolano, Luis Chataing, afirma en esa portada ya histórica: “El
Nacional seguirá
siendo un bastión de lucha por la libertad de expresión de los
venezolanos. No se van. No nos vamos. Como canta Drexler: Todo se
transforma”.
Es
positivo que haya esa conciencia de lucha ahora que el régimen
chavomadurista
aprieta
mientras algunos defensores -léase Pablo Iglesias- se han rendido a
las evidencias del desastre. Porque será difícil cualquier proceso
de recuperación en pleno trance de cambio del modelo de negocio. Y
si es con asfixia o persecución política, mucho más.
Las cifras del
problema de la subsistencia del periodismo en la República de
Venezuela hablan por sí solas: sesenta y seis medios han dejado de
circular de manera temporal o definitiva desde 2013 a nuestros días.
Veinticinco empresas editoras han cerrado en los últimos cinco años.
Tan solo en 2018 han dejado de aparecer veintiséis cabeceras.
Treinta y ocho han podido sobrevivir en soporte digital. Es tremendo.
Pero
El
Nacional se
niega a batirse en retirada. “Nuestra lucha no tiene fecha de
vencimiento”, afirma Miguel Henrique Otero.
¡Ánimo y
solidaridad!
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