Iba
a ser una revolución pero le han puesto la marcha atrás. Los mismos
que hicieron alardes de propaganda -uno más, gastos inútiles, quién
asume la responsabilidad- son los que ahora dejan sin efecto la
reordenación unilateral de las líneas de transporte de TITSA en el
norte de la isla. Habrán escuchado el clamor: no quedó nadie sin
protestar, sin quejarse, sin sufrir lo que era un disparate. Han
tenido que escuchar a los usuarios, al pueblo y a las instituciones
que adoptaron acuerdos, y frenar. Para ser tan pasivos e indolentes,
para andar desvertebrados y para no encontrar mayor apoyo mediático,
los resultados son positivos. Borrón y ordenación nueva.
Los
usuarios lo agradecerán, aunque necesiten un tiempo los responsables
para volver a poner las líneas, la información y la señalética en
su sitio. Lo ocurrido sirve de lección: la próxima vez, consulten.
Y aprovechen para atender demandas o configurar líneas, trayectos y
frecuencias con más tino. Menos experimentos, aderezados de lujo
propagandístico, y más rigor y más racionalidad.
Sin
olvidar que después de Reyes, volveremos a los atascos cotidianos.
Acentuados, por cierto, con esta reordenación a la que han puesto
finiquito. El problema estructural persiste -las vías no absorben el
crecimiento del parque automovilístico- y no lo iba a eliminar la
tan mentada reordenación.
Vienen
meses en los que, por razones obvias, no se quiere alimentar malestar
ni descontentos. Pudieran aprovechar para estudiar e impulsar otras
medidas infraestructurales que, a medio y largo plazo, sean eficaces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario