Colean las sanciones aplicadas por el ministerio de Consumo del Gobierno de España a varias compañías aéreas. Recordemos el caso de Ryanair que deberá abonar ciento ocho millones de euros, de los ciento setenta y nueve con que el citado ministerio ha sancionado a cinco aerolíneas. Entre los motivos, destacan el cobro por servicios que el regulador considera básicos, como llevar equipaje de mano en cabina, reservar asientos contiguos para padres con hijos menores o para acompañar a dependientes o imprimir tarjetas de embarque en el aeropuerto. Sobre el tapete de la controversia aparecen de nuevo los denominados ingresos secundarios.
Efectivamente, en los últimos tiempos, las aerolíneas han encontrado en los ingresos secundarios una importante fuente de financiación. Estos ingresos provienen de servicios que no están incluidos en el precio del billete. Entre ellos se incluyen:
Facturación de equipaje.
Venta de comida y bebida a bordo.
Reserva anticipada de asientos.
Contratación de seguros.
Acuerdos con otras empresas para los programas de fidelización.
Reservas de hoteles o alquiler de coches vinculados al billete aéreo.
Elección de asientos.
Gracias
a estos ingresos, las compañías pueden mantener los billetes
baratos
Ignacio Vasallo, director de Relaciones Internacionales de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), ha analizado el problema, justo desde esa óptica: las aerolíneas pueden mantener los precios de los billetes aparentemente bajos porque los ingresos secundarios crecen a un ritmo superior al de los provenientes de las operaciones de transporte. Este año ingresarán globalmente unos 350.000 millones de dólares solo la por facturación de equipaje, la mitad de los ingresos totales.
El escritor advierte que “no todos estos servicios son opcionales, ni todos se presentan de forma clara al consumidor. Los cargos pueden ser obligatorios, sorpresivos, depredadores o fraudulentos. Los reguladores critican la inclusión de costes adicionales durante el proceso de compra de manera poco transparente, lo que puede incrementar el precio final del billete hasta el doble de lo anunciado inicialmente. El Senado estadounidense y el Parlamento Europeo estudian estas posibles transgresiones
El Parlamento Europeo (PE) ha comenzado a estudiar la posible regulación de las llamadas ‘tarifas basura’, no solo en el sector de la aviación, sino en otras industrias donde se aplican este tipo de cargos. El consumidor puede percibirlas como engañosas. Hay que equilibrar el derecho de los consumidores a la información y la necesidad de flexibilidad de las aerolíneas.
El desafío para los reguladores es entre la protección encontrar un equilibrio de los derechos de los consumidores y la necesidad de las aerolíneas de operar con flexibilidad. El análisis de Vasallo consigna algunas de las posibles soluciones que se están discutiendo:
Transparencia obligatoria en los precios: Exigir a las aerolíneas que muestren el precio total del billete desde el inicio del proceso de compra, incluyendo todos los costes obligatorios.
Regulación de los cargos basura: Definir qué cargos adicionales pueden considerarse opcionales y cuáles deben estar incluidos en el precio base.
Establecer reglas para evitar que los precios varíen de forma excesiva o poco predecible durante el proceso de compra.
Una regulación más estricta elevaría el precio de los billetes, pero una mayor transparencia mejoraría la competencia.
El resultado de este debate tendrá implicaciones significativas tanto para las aerolíneas como para los pasajeros. Por un lado, una regulación más estricta podría limitar la capacidad de las aerolíneas para generar ingresos secundarios, lo que podría traducirse en un aumento de los precios de los billetes. Por otro lado, garantizar una mayor transparencia, beneficiaría a los consumidores, que. Evidentemente, tendrían más información para tomar decisiones.
Las compañías tendrán que intentar adaptarse a las nuevas normativas sin perder competitividad. Esto podría implicar rediseñar sus modelos de negocio para obtener nuevos ingresos.
En este escenario, la transparencia y la claridad en la comunicación de precios serán fundamentales para restablecer la confianza de los pasajeros. Al mismo tiempo, será crucial que las nuevas normativas no comprometan la sostenibilidad económica de las aerolíneas. Mientras tanto, el debate continúa, y las compañías aéreas seguirán bajo la lupa de los reguladores, concluye Vasallo.
2 comentarios:
Enviado por JEM
Y veras que risa el dia que se descubra la venta de datos de los usuarios.
GRACIAS
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