En
el curso de una comparecencia en Gente Radio, en
directo, días pasados, invitación de Gregorio Dorta, para hablar de
viejos tiempos y de apreciaciones de la actualidad deportiva, surgen
las demandas y las quejas de los oyentes. La situación del deporte
en el municipio, principalmente en lo que concierne a las
instalaciones y ayudas a los equipos de base, es objeto de
preocupación e inquietudes por lo que pudo constatarse.
Respondimos
de la forma que nos pareció más consecuente: los problemas de la
gestión deportiva no son fáciles de resolver cuando escasean los
recursos. Pero mucho menos cuando hay un gobierno que no es sensible
o no dispone de un modelo o proyecto con un mínimo sostén para
saber qué es lo que quiere hacer y hasta dónde puede llegar. Por
eso, tratamos de encontrar un punto de equilibrio en la actuación
del concejal, que tiene sus responsabilidades, sin duda, pero no es
el único. Si falta lo elemental, ese modelo al que nos referimos, y
si no hay arropamiento, es difícil desarrollar con provecho los
objetivos que se trata de alcanzar. Que falta saber cuáles son, por
cierto.
Escuchando
los testimonios -todos de queja, prácticamente-, la realidad es que
parece haberse abierto una vía de descontento e insatisfacción. Lo
más inquietante es no saber qué va a pasar en un futuro a medio y
largo plazo. A corto, se tratará, suponemos, de parchear y salir del
trance. Por ahora, se constata que está bajo mínimos.
Preguntan,
por ejemplo, por la situación de la antigua piscina deportiva
municipal, instalaciones abandonadas que dan opción a publicaciones
fotográficas periódicas en alguna red social. Claro, a la espera de
que comiencen las obras de un proyecto promovido por el Cabildo que
hará del recinto un centro insular de tecnificación deportiva
acuática, la situación del recinto es un compendio de visiones
negativas en medio de la desidia. Recordemos que hubo que desalojar a
okupas. Hasta alguna
peligrosidad física sigue representando el actual aspecto. Extraña
que todavía haya personas que crean en una solución intermedia,
cuando la inundación de la sala de máquinas hacía inviable la
continuidad. Dijimos que lo preocupante o lo que más interesa es el
porvenir, a saber, el carácter futuro de esa instalación, si el
Cabildo pasa a ser titular, cómo se regulará el funcionamiento de
la instalación, qué administración habrá de abonar un cánon
anual a la Demarcación de Costas (se dice que setenta mil euros
anulaes), qué opciones restan a los diezmados clubes locales que han
tenido que emigrar a otras localidades... Ese es el debate, o lo que
hay tratar. Nos parece. Y si es posible ahora tener un cuidador o
vigilante y hacer un mínimo adecentamiento para sortear la tentación
fotográfica de denuncia, mejor.
Una
señora dice que está cansada de que su marido se queje
constantemente de que no hay dinero para el club infantil de fútbol
al que está ligado. Es la expresión desesperada de la escasez de
ayudas públicas, para algunos equipos básicas con tal de llegar a
final de ejercicio en las competiciones. Son cortas y llegan tarde,
cuando llegan, dice. Volvemos a lo del modelo y a las previsiones:
ahí sí que debe moverse el concejal-delegado, sobre todo después
de que algunos compañeros del gobierno local hablasen no hace mucho
del saneamiento de las cuentas municipales.
Otro
oyente del programa de Gregorio Dorta dice que es una lástima que se
hayan llevado al sur un torneo de fútbol de promesas, promovido por
la fundación José Ramón de la Morena, disputado el pasado año en
El Peñón. Nuestra respuesta, después de ponderar los aspectos
positivos de promoción y demás, es que no pasa nada por ese cambio
de escenario: que lo preocupante es lo del párrfafo anterior, que
los equipos de las categorías de base locales no sepan con qué
ayudas públicas van a contar, que haya dirigentes que se quedan en
el camino porque, en su voluntarismo y en sus capacidades, todo tiene
un límite, que los niños, en fase de aprendizaje, se sientan poco
atendidos y estimulados hasta el punto de que prefieren practicar
otros deportes. Y que tengan que entrenar y jugar en un campo mal
mantenido que además es insuficiente. Eso es lo que verdaderamente
debe preocupar, por muy atractivo y por muy televisado que sea un
torneo de promesas.
En
fin, respetables testimonios que reflejan la inquietud y la
sensibilidad ante el hecho deportivo local que requieren, por parte
de los responsables, de determinaciones más firmes y concretas.
Pocas canteras como la futbolística portuense. Pero, con esta
realidad, la más desaprovechada, posiblemente.
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