Extrañaba la pasividad de la propia clase política ante un
hecho que, cuando menos, despertaba la curiosidad después de que buceadores
profesionales detectasen en aguas de Fuerteventura unas explosiones sónicas
submarinas de origen desconocido. Apenas el Cabildo Insular, con su presidente
al frente, alzó la voz en demanda de explicaciones convincentes, no fuera que
estuviesen realizando una fase previa de prospecciones y a ver quién las había
autorizado. Los ministerios de Energía y Medio Ambiente, a preguntas de un
periódico digital, canariasahora.com, confirmaron
que no han concedido autorizaciones para llevar a cabo prospecciones ni que
haya solicitudes en tramitación. No descartaron que pudiera tratarse de
exploraciones científicas, si bien no tienen constancia de ello.
Hasta que la
diputada del Grupo Parlamentario Nacionalista Canario, Nereida Calero, preguntó
en el último pleno de la Cámara y la consejera de Política Territorial, Sostenibilidad
y Seguridad del Gobierno autónomo, Nieves Lady Barreto, tras reconocer la
producción de las explosiones, matizó que no han afectado a los cetáceos. Se
trata de una primera aproximación al esclarecimiento de los hechos relativos “a
la sucesión de sonidos submarinos muy similares a los producidos cuando hay
sondeos en busca de recursos marinos”.
Pero
prevalecen algunas incógnitas, de modo que se entiende la prudencia de la
consejera que aguarda a los informes que emita la Plataforma Oceánica de Canarias
(PLOCAN). “Unos dispositivos con sistemas de sensores y registros submarinos
-vino a decir en su respuesta parlamentaria- se encuentran fondeados a cien
kilómetros de Gran Canaria y Tenerife y nos permitirán estudiar en profundidad
si los sonidos que se han producido entran dentro de la normalidad o no”. A la
espera de los dictámenes de la PLOCAN para saber a qué obedecen, tranquiliza
saber que, bajo las aguas, los cetáceos, no se han visto afectados.
Pero lo
acontecido pone de relieve, una vez más, la necesidad de conocer con detalle lo
que se esté haciendo. Independientemente de que ahora reaparezca el debate
sobre las competencias del mar canario, no puede ocurrir que se esté
experimentando -o lo que quiera que sea- sin que los poderes públicos de las
islas y la ciudadanía a la que representan se enteren bien de lo que suceda en nuestros
fondos oceánicos. Por respeto y por dignidad, máxime si descubrimientos como
aquel de los yacimientos de telurio (un metal muy apreciado en la construcción
de paneles de energía solar y otras tecnologías) pueden entrañar una considerable
fuente de riqueza natural. De la que los canarios, por supuesto, se tienen que
beneficiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario