jueves, 21 de diciembre de 2017

EXPLOSIONES SUBMARINAS



Extrañaba la pasividad de la propia clase política ante un hecho que, cuando menos, despertaba la curiosidad después de que buceadores profesionales detectasen en aguas de Fuerteventura unas explosiones sónicas submarinas de origen desconocido. Apenas el Cabildo Insular, con su presidente al frente, alzó la voz en demanda de explicaciones convincentes, no fuera que estuviesen realizando una fase previa de prospecciones y a ver quién las había autorizado. Los ministerios de Energía y Medio Ambiente, a preguntas de un periódico digital, canariasahora.com, confirmaron que no han concedido autorizaciones para llevar a cabo prospecciones ni que haya solicitudes en tramitación. No descartaron que pudiera tratarse de exploraciones científicas, si bien no tienen constancia de ello.
            Hasta que la diputada del Grupo Parlamentario Nacionalista Canario, Nereida Calero, preguntó en el último pleno de la Cámara y la consejera de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad del Gobierno autónomo, Nieves Lady Barreto, tras reconocer la producción de las explosiones, matizó que no han afectado a los cetáceos. Se trata de una primera aproximación al esclarecimiento de los hechos relativos “a la sucesión de sonidos submarinos muy similares a los producidos cuando hay sondeos en busca de recursos marinos”.
            Pero prevalecen algunas incógnitas, de modo que se entiende la prudencia de la consejera que aguarda a los informes que emita la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN). “Unos dispositivos con sistemas de sensores y registros submarinos -vino a decir en su respuesta parlamentaria- se encuentran fondeados a cien kilómetros de Gran Canaria y Tenerife y nos permitirán estudiar en profundidad si los sonidos que se han producido entran dentro de la normalidad o no”. A la espera de los dictámenes de la PLOCAN para saber a qué obedecen, tranquiliza saber que, bajo las aguas, los cetáceos, no se han visto afectados.
            Pero lo acontecido pone de relieve, una vez más, la necesidad de conocer con detalle lo que se esté haciendo. Independientemente de que ahora reaparezca el debate sobre las competencias del mar canario, no puede ocurrir que se esté experimentando -o lo que quiera que sea- sin que los poderes públicos de las islas y la ciudadanía a la que representan se enteren bien de lo que suceda en nuestros fondos oceánicos. Por respeto y por dignidad, máxime si descubrimientos como aquel de los yacimientos de telurio (un metal muy apreciado en la construcción de paneles de energía solar y otras tecnologías) pueden entrañar una considerable fuente de riqueza natural. De la que los canarios, por supuesto, se tienen que beneficiar.

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