“El
Puerto, esa fiesta permanente”, “Seiscientos parranderos”,
“Ocho horas de música en vivo”, “III Cross de Navidad en la
ciudad turística”, “Ambiente navideño en el Puerto”..., eran
titulares de prensa de las vísperas navideñas en el Puerto de la
Cruz de 1987. Cumplía veinticinco años “Mi vaca y yo”, uno de
los restaurantes más afamados de la ciudad, donde comieron los
entonces Príncipes Juan Carlos y Sofía, en el que era de su viaje
de novios tras el enlace matrimonial, allá por los años sesenta. Se
disputaba un torneo de baloncesto que llevaba el nombre de la ciudad
y una feria de atracciones ocupaba durante varias semanas la
explanada del refugio pesquero.
El
Puerto de hace treinta años conservaba cierta pujanza aunque todos
éramos conscientes de que la potencia del sur era cada vez más
notable. Aquel fue un invierno medianamente frío de un año muy
lluvioso (en septiembre un temporal dejó sin fluído eléctrico el
aeropuerto de Gando, en Gran Canaria; y un mes después, unas
intensas precipitaciones produjeron escorrentías en el norte
tinerfeño, donde el sector de Icod el Alto (Los Realejos) se vio
afectado por serias inundaciones y varios desprendimientos).
1987
fue, además, año electoral. Volvía a ganar el PSOE cuya mayoría
-luego perdida, por problemas planteados por dos ediles- permitía la
reelección de Félix Real González como alcalde. El consistorio
celebraba pleno en aquellas vísperas, con propuestas de la
Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) e Izquierda Unida
Canarias (IUC), que fueron aprobadas, aunque lo más relevante, según
Diario de Avisos, fue que
resultó aprobada la financiación de la deuda con la antigua
compañía de suministro eléctrico, UNELCO. Los periódicos dan
cuenta de que días después quedó expuesto al público el listado
de valores catastrales.
En
la calle, los empleados del viejo bar 'Dinámico' luchaban por sus
puestos de trabajo, antes de que el Ayuntamiento acometiera la
remodelación del kiosko que lo albergaba. La Universidad Popular
Municipal Francisco Afonso proseguía
su denso programa de actividades, con una iniciativa específica para
formar actores. La Oficina Municipal de Información al Consumidor
(OMIC) afrontaba la campaña de Navidad con sugerencias y consejos
sobre usos y compras.
Jornada,
en su edición del 23 de
diciembre, publicaba una entrevista con el propietario del hotel
'Monopol' y presidente del Centro de Iniciativas y Turismo (CIT),
Gerardo Gleixner. Su veteranía y su visión propiciaron un titular
que se cumpliría: “El Puerto se hace pequeño para su expansión
turística”. Los visitantes y algunos empresarios locales, por
cierto, se quejaban en la prensa de esos días de un mal preocupante:
el 'time-sharing' (tiempo de ocio compartido), cuyos vendedores
llegaron a protagonizar escenas de auténtico acoso callejero.
En
fin, como puede comprobarse, unas vísperas navideñas muy animadas
las de hace treinta años, como lo prueban el que hubiera fiestas de
diversos tipos en colegios y establecimientos privados y que los
munícipes de tres corporaciones democráticas brindaran en el
consistorio por el progreso de la ciudad. Hasta eso se ha perdido.
Tiempos.
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