sábado, 30 de diciembre de 2017

LAS CAMPANADAS TELEVISADAS (Y PASADAS POR AGUA) DE 1987

El Puerto de la Cruz de 1987 se preparaba para despedir el año y recibir el nuevo “en medio de un gran ambiente”. El Día y Diario de Avisos coincidían prácticamente en esta apreciación en sus páginas de entonces. Los últimos días de diciembre de hace treinta años habían sido muy animados, con noticias de distinto signo: los periódicos las recogían y hoy las recordamos, acaso para contrastar las diferencias.
El Puerto dio la bienvenida a Canarias, en 1988, con las campanadas de la torre de la iglesia de la Peña de Francia, transmitidas por Televisión Española en Canarias. El caso es que llovió -en fases, con alguna intensidad- y ello atenuó la brillantez de la fiesta que el municipio dispensó al acontecimiento. A pesar de ello, “el ambiente que registró la ciudad turística fue excepcional”, publicaba Diario de Avisos. Las plazas del Charco y de la Iglesia acogieron riadas humanas “en las que se confundían turistas y nativos en una de las celebraciones más singulares que se recuerdan”. Más detalles de la crónica de entonces: “En el costado sur de la plaza del Charco, las orquestas 'Acapulco' y 'Taoro' comenzaron a animar el ambiente. La feria de atracciones instalada junto al refugio pesquero era un hervidero humano. En los alrededores de la plaza de la Iglesia, la concentración se intensificaba a medida que avanzaban las manecillas del reloj... Las ganas de diversión superaban a las de refugiarse. Así que a eso de las once y media de la noche, el costado sur empieza a “debilitarse” porque la gente inunda el único canal del paseo Quintana y se lanza en busca de la plaza de la Iglesia. El gentío tiene que detenerse a la altura de Agustín de Bethencourt”. Ya no es una “posma” lo que cae: llueve con más fuerza... En zaguanes atestados, consumieron los últimos minutos del año gentes de toda condición venidas de muchas localidades de la isla. Los más desenfadado, los turistas, muchos de ellos en sorprendentes mangas de camisa...”.
La reseña continuaba: “Dejó de llover antes de las doce y renació la alegría. Brindis con botellas y uvas en bolsas plásticas que los más previsores llevaron en bolsos y abrigos. Cuando faltaban cinco minutos, suenan algunos cañones. Se supone que en ese momento comenzaba la transmisión televisada. Quintana está completamente atestado. Besos y abrazos sellan la llegada del nuevo año. El griterío es ensordecedor pero no se oyen las campanadas. Los “fuegos” iluminan la noche portuense, despiertan a más de un crío y dan la bienvenida al 88”.
En la unidad móvil de TVEC, el realizador Francisco Colombo recibía las primeras impresiones de la transmisión. Parece que, en previsión de que lloviera, el día anterior hicieron una grabación que estuvo a punto de ser emitida. En las primeras de la madrugada, el año recién estrenado obsequiaba lluvia constante. “Callaron las orquestas... Se mancharon los trajes brillantes y otros apretaron sus pajaritas... Los marchosos improvisaron el lugar en donde completar la fiesta, ya bajo techo... Alguno agradeció que los altavoces enmudecieran... [El Puerto], pese a la contigencia, salió airoso”, podía leerse.
Los días previos al último de 1987 tuvieron de todo. La Universidad Popular Municipal 'Francisco Afonso' convocaba su primer certamen artístico. La prensa informaba de que solo La Laguna y el Puerto de la Cruz disponían de laboratorio municipal de higiene. Momo Marrero avanzaba en su carrera artística con otro desfile. La baloncestista soviética Uliana Semenova (2.13) se alojaban en el hotel 'Maritim'. El día de los Santos Inocentes el hotel 'Don Manolito', en las cercanías de El Peñón, sufría un aparatoso incendio que causó daños materiales de importancia. El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) anunciaba un ciclo jurídico y a la vez la reanudación de la Tertulia Iriarte, mientras continuaban las obras de restauración de la iglesia de San Francisco, cerrada al culto desde hacía bastantes años.
Otra obra, la de un estanque para tiburones o cetáceos, avanzaba en el interior de Loro Parque. Se abría la urbanización de la expansión de La Vera. La firma turística 'Thomson' entregaba sus distinciones a varios establecimientos alojativos. Se anunciaba la llegada para enero de dos relevantes políticos venezolanos, los ex presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Finalmente, el brillante jurista español, entonces presidente del Consejo General de la Abogacía Española y senador por designación real en 1977, Antonio Pedrol Rius, plantaba un papayero en el hotel Botánico.
Como puede apreciarse, un final de año ciertamente animado.

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