(Perdonen
que hablemos de nosotros).
Los
periodistas conmemoramos hoy la festividad del patrón, San Francisco
de Sales, fecha que debería servir para reflexionar sobre el estado
de la profesión o sobre los problemas que la afectan. O para
expresar la solidaridad con quienes de verdad la necesitan. O para
mantener algún tipo de jornada de convivencia, tan poco dados que
somos a la vida asociativa.
La
oportunidad es buena para reafirmar el propósito de contribuir a
enriquecer la convivencia democrática y seguir defendiendo el
ejercicio libre del periodismo al amparo del artículo 20 de la
Constitución. Y es que hay que garantizar el derecho de información
de los ciudadanos, primordial en nuestro régimen de libertades que
hay que preservar para ponerlo a salvo de riesgos de restricciones y
condicionantes. Ello no obsta para plantear la necesidad de formación
y autocrítica permanente con tal de evitar males como el
amarillismo, la tendenciosidad, la carencia de rigor o el
sensacionalismo que se convierten en vicios y terminan degenerando en
un penoso espectáculo que acarrea pérdida de credibilidad y
prestigio.
La
Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE),
organización profesional mayoritaria en nuestro país, ha hecho
público en esta fecha un comunicado en el que insta a defender el
periodismo y la libertad de expresión. Su llamamiento es
significativo y merece ser reproducido:
“-A
toda la sociedad,
para que asuma que la defensa de la libertad de expresión no es un
asunto que concierne solo a los periodistas. Debería de ser un
compromiso de todos los ciudadanos para que su derecho a la
información veraz se vea garantizado al máximo, con especial visión
crítica hacia las llamadas “fake news” que se distribuyen de
forma masiva por redes sociales.
Dada
la importancia de la educación en la estrategia para abordar la
desinformación, la FAPE ha propuesto a los grupos parlamentarios la
inclusión en la ESO de materias vinculadas a la alfabetización
mediática.
“-A
los grupos parlamentarios,
para que deroguen las normas de la “ley mordaza” que atentan
contra el ejercicio libre del periodismo
También
les instamos a que sigan el ejemplo del Parlamento Europeo y
modifiquen la ley vigente a fin de que las becas sean
obligatoriamente remuneradas.
Igualmente,
pedimos la modificación del decreto que excluyó a los profesionales
de la información del derecho a dar clases de lengua y literatura
con el peregrino e injustificado argumento de que el periodismo había
pasado a ser considerada una carrera de Ciencias Sociales y Jurídicas
en lugar de Humanidades.
“-A
los editores,
para que mejoren las condiciones laborales de los periodistas y
fotorreporteros, tanto de plantilla como de colaboradores y
autónomos, acaben con la discriminación salarial y de promoción
profesional de la mujer, respeten y remuneren los derechos de autor y
dejen de utilizar becarios para ocupar puestos de trabajo
estructurales.
“-A
los jueces y fiscales,
para que recuerden que el secreto profesional de los periodistas es
un derecho fundamental de la Constitución y que la jurisprudencia,
en los casos de filtraciones, exime de este delito a los periodistas
y lo atribuye en su caso a los funcionarios que hayan facilitado la
información.
“-A
las facultades de Periodismo y Comunicación Audiovisual,
con el fin de que adapten sus materias a las necesidades reales del
mercado laboral, amplíen las plazas de profesores asociados y
cumplan los convenios de prácticas, negándose a firmar los que no
fijen una retribución a los becarios y tutorizando las mismas, como
contempla la legislación.
-A
las administraciones y empresas públicas
para que sean ejemplares en su política de personal y contraten
única y exclusivamente a periodistas titulados para las tareas de
comunicación, en las condiciones requeridas para cualquier otro
profesional de la Administración con titulación universitaria.
-A
los periodistas,
para que promuevan el periodismo de calidad, basado en la difusión
de información veraz, verificada, contextualizada, comprobada con
las fuentes y respetuosa de los códigos éticos y deontológicos,
sobre todo de aquellas normas que establecen que debemos respetar los
derechos de las personas a su propia intimidad e imagen, a la
presunción de inocencia y al de rectificación de una información
que el afectado considere inexacta y cuya divulgación puede causarle
un perjuicio”.
En
el día del patrón, además de recordar a quienes ya no están entre
nosotros, expresamos, en definitiva, la voluntad de hacer un mejor
periodismo, conscientes de que sin él, muy difícil -por no decir
imposible- será cualificar la democracia y coadyuvar a que la
sociedad de nuestros días evolucione de la manera más positiva.
(Y
perdonen que hablemos de nosotros).
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