Mayte
Henríquez Sánchez hizo una primorosa presentación del autor y su
obra, Ignacio González Martínez-Pais, De
silentio et umbra (Escritura
entre las nubes), anoche, en el Instituto de Estudios Hispánicos de
Canarias (IEHC). La filóloga por la Universidad de La Laguna,
dedicada a la antropología social y a la museología, comisaria de
numerosas exposiciones, actual subdirectora del Museo de Historia y
Antropología y autora de dos novelas El
eclipse de Selena (Editorial
Aldevara) y Adiós,
Muñoz (Ediciones
Oblicuas), reveló que le había conmovido el libro de suerte que le
animó a seguir leyendo y escribiendo poesía, “con la que me he
reconciliado”. Cuando el autor le pidió la presentación, sintió
una especie de impacto: en aquellas páginas había sustancia.
Y es que
González Martínez-Pais (Cádiz, 1959), un científico que trabaja
en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), además de
deambular por los cielos de Canarias, también es músico en sus
ratos libres. Henríquez ponderó un “caudal inmenso”del que hace
“piezas en fuga”, por emplear todas las facetas. Dijo que el
libro es materia poética, “un relato inacabado, sin última
página”, con muchos desgarros, “un diálogo íntimo que nos
invita a transitar... por donde los caminos lindan con los páramos”.
En efecto,
estamos ante una poesía silenciosa y autorreflexiva, como
reconocería el autor, quien titula en latín para desgranar
silencios y sombras, a veces cruel, oscura, dañiña e hiriente. Un
libro de penumbras, en definitiva. En los dos poemarios que engloba,
se nota claramente que González sale a poner orden en un universo
interior que, inevitablemente, genera emociones con las expresiones
de amor, la relatividad de los valores, las obsesiones y los miedos
que “siempre esperan cobardes la noche”. Hay dos cuadernos en la
primera parte, “La penumbra del silencio”(nostalgia,
contemplación, anhelos) y “Desalojo del edén”(más inquisitivo,
intimista y crudo). En la segunda , ya el título, “Crónica del
amor ausente”, revela el propósito del escritor al situarse en la
perspectiva de la ausencia del ser amado y tratar un elemento
clásico de la poesía, “entre silencio y sombra o sombra y
silencio”.
Preguntado
qué prefería o dónde se sentía más cómodo, si con relatos o con
poemas, González Martínez-Pais confesó que con los segundos “pues
entiendo la poesía como catarsis”. Precisó que los relatos “para
mí, son una especie de juego que encuentran un desenlace”. Y se
nota, porque logra que prime la expresividad en su escritura. Sus
venas poéticas, más allá de la evolución de su propio estilo,
las lleva al extremo de “querer entrar a saco en la poesía pues no
tengo la formación adecuada en ese género literario”.
Después,
cuando leyó una selección de poemas contenidos en De
silentio et umbra, acreditó
que “las sombras y ausencias son presencias invertidas”, en tanto
que “los silencios no son sino voces en el vacío”. "Amas al camino/ más/ que al destino", tal como inicia uno de sus poemas.
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