El
archivo de Negrín, la estatura política de Juan Negrín... El
Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) acogió dos
convocatorias de las IV Jornadas sobre científicios y tecnológos
canarios 2019, dedicadas al que fuera presidente del Gobierno de la
II República española, promovidas por el Instituto de Estudios
Canarios (IEC) en colaboración con la entidad portuense y las
fundaciones Juan Negrín y Telesforo Bravo.
El
presidente de la primera, José Medina, habló el miércoles sobre
“El archivo errante. El regreso a España”, una síntesis para
aproximarnos al curso y las peripecias de un archivo, nada menos que
el del presidente del Gobierno, que salió de nuestro país hace
ochenta años y que, en opinión de Medina, era “decisivo para
mantener y proyectar la vida de la República en el exilio”. Este
conjunto documental, una parte del cual se encuentra en la sede de la
fundación, en Las Palmas de Gran Canaria, explica muchas claves y
decisiones políticas adoptadas durante la contienda que dividió a
los españoles y que se prologó durante casi tres años.
Carmen
Negrín, nieta de Juan, sabe mucho de ese archivo, de su custodia, de
los riesgos, de los hurtos y de los ultrajes. Imposible condensarlo
todo pero se aproximó durante su intervención en la fría noiche
del pasado jueves. Carmen lo cuenta con dulzura y responde a las
prguntas sin rencor alguno, como si quisiera extender un mensaje
pedagógico, el que trasmitió el abuelo a su hijo, a Severo Ochoa, a
ella y a su hermano.
Ese
pensamiento, posiblemente, sería fruto de la filosofía de la
Institución Libre de Enseñanza, a la que Negrín estuvo vinculado.
Carmen Negrín destacó que en el legado hay que incluir el
nombramiento que hizo el presidente del Gobierno de la primera mujer
para desmpeñar un alto cargo institucional.
“Mi
abuelo fue perseverante con la ética, hasta el final de sus días”,
explicó durante su intervención. Puso un ejemplo: “Me
correspondía hacer la primera comunión. Cuando se lo comuniqué, le
pareció bien; pero me advirtió que primer debía leer un libro, la
vida de Cristo en la Biblia. Con solo ver el tamaño del libro, me
asusté y lo discutimos. Pero él insistía en la necesidad de que
ese paso había que darlo con pleno conocimiento”.
Carmen
Negrín reveló que nunca hizo la primera comunión “pero el abuelo
me dio una lección memorable para diferenciar entre el ser y el
aparentar”.
El
historiador hispanista estadounidense, Gabriel Jackson, fue el
primero que tuvo acceso al archivo de Juan Negrín López. Ya había
calisificado el de Leon Trotski, el político revolucionario ruso de
origen judío. Jackson se encontró con documentación envuelta en
páginas y recortes de periódicos “que seguro eran tmabién muy
valiosos para entender lo que sucedía en la época”, dijo la nieta
de Negrín quien se preocupó de que las memorias que iba preparando
no fueran ñpublicadas en vida: “No quería más disensiones entre
los españoles y en el PSOE” (del que fue expulsado), apuntó
Carmen Negrín.
Cuando
su abuelo murió (París, noviembre de 1956), tenía nueve años. “Mi
hermano y yo aprendimos a escuchar con él, a preguntar... Y a
preguntar más. Siempre, al final, interrogaba él con esta frase
'¿Habéis entendido?' Y las conversaciones se prolongaban”,
explicó al reconocer que aquella fue una auténtica escuela de
aprendizaje de tantas y tantas materias. “No solo de la guerra de
España -él nunca dijo la Guerra Civil- sino de la filosofía, de la
anatomía humana y animal, de la estrategia política”, añadió.
Una
enseñanza, para concluir, también inolvidable: “En la vida hay
que superar riesgos, fue lo que nos dijo una tarde”.
Un
prolongado y respetuoso aplauso selló su intervención.
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