Las excelentes cifras de
ocupación y la dinámica de los mercados hacen que los focos puestos sobre el
sector turístico sigan interesando. El verano se agota y pronto conoceremos los balances. No
precipitemos por ahora cifras y porcentajes pero lo cierto es que ni el
conflicto bélico en Ucrania ni la subida de la inflación parecen no haber
frenado las tendencias de crecimiento ni las preferencias de viajero que
querían. Sencillamente, volver a viajar y disfrutar. Allí donde querían o
podía.
A la espera de los números, acerquemos los
focos, por ejemplo, a un estudio de la firma Caixabank Dualiza, vinculada a la
entidad financiera, cuya conclusión es tajante: en hostelería y restauración,
faltan profesionalización en las plantillas laborales. Y es que más de la mitad
de los trabajadores carecen de un título que se corresponda con el oficio que
desempeñan. Es decir, o no tienen estudios, o completaron la ESO o entraron
tras terminar el Bachiller, por lo que en ambos se hace clave el reto de la
profesionalización. Según el estudio, los técnicos de Formación Profesional (FP)
representan un 20% en ambas áreas y los universitarios alcanzan esa cifra en el
sector hotelero y solo un 10% en restauración.
El sector, uno de los fundamentales en el conjunto de la economía
productiva del país, afronta pues el reto de su profesionalización definitiva
que afectaría a una gran parte de su actividad en medio de un período amenazado
por incertidumbre de distintos tipos. Frente a la escasa adecuación de la
titulación en hostelería, en el sector de las agencias y operadores turísticos
se observa una progresiva profesionalización que se traduce en una reducción de
los trabajadores con nivel Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) o bachiller,
y un aumento de quienes poseen FP de Grado Superior o estudios universitarios,
que ocupan casi el 85% de los puestos laborales.
El estudio de CaixaBank Dualiza, que tiene
el objetivo de impulsar la Formación Profesional, indica que la mejora en el
dominio de los idiomas, la sensibilidad medioambiental y el manejo de
instrumentos digitales pasan a ser elementos
fundamentales a incorporar en todos los perfiles profesionales
dirigidos al sector.
A estos se suma, la evolución del servicio hacia una mayor personalización basada en el
tratamiento de la información, ante una mayor exigencia de los
clientes que esperan vivir experiencias atractivas, como hemos apuntado en
varias entradas. Una tendencia que influye también en la restauración, que
tiende a ampliar su variedad y su capacidad de adaptarse a las mayores
necesidades de los clientes.
Esta apreciación anticipa el debate sobre un nuevo modelo. Efectivamente, estas nuevas tendencias se producen en un momento en el que el turismo trata de reconfigurar su actividad para saber si recuperará el modelo que se había establecido antes de la pandemia o tendrá que adecuarse a nuevas dinámicas.
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