La agencia EFE, una agencia de noticias
internacional con sede en Madrid, es una empresa informativa que cubre todos
los ámbitos de la información en los soportes informativos de prensa escrita,
radio, televisión e internet. Distribuye un volumen de tres millones de
noticias al año a más de dos mil medios de comunicación, por medio de una red
con más de tres mil periodistas de 60 nacionalidades. Opera veinticuatro horas
al día desde al menos, ciento ochenta ciudades de 110 países y con cuatro mesas
de edición en Madrid, Bogotá, Río de Janeiro y Bangkok. Fue la primera
agencia española en tener delegaciones en todas las comunidades y ciudades
autónomas españolas, contribuyendo a la vertebración informativa del territorio
nacional.
Siempre recordaremos de forma gratificante la
puesta en marcha de la delegación de la agencia en Canarias, en la que
participamos activamente, cuando aún hacíamos información deportiva y cuando
aún se transmitían las noticias y las crónicas telefónicamente. Emilio Oliva (luego en Casa Real), José Ángel
Castro, José Miguel Larraya, Juan Carlos Carballo fueron, entre otros,
decisivos impulsores de aquel crecimiento.
EFE atraviesa una situación delicada hasta el
punto de que algunos analistas mediáticos la consideran como una máquina de
perder dinero, fundamentalmente por los elevados gastos que tiene que
afrontar y por una cifra de ingresos que cada año mengua.
El año pasado, la compañía pública perdió nueve millones de
euros, un 1% más que el ejercicio
2020. Y eso que la
aportación del Estado se elevó hasta los 53,9 millones de euros,
un 1,1% más que en el año anterior.
Según
ha trascendido, al margen de la subvención pública, los ingresos comerciales
de EFE se mantuvieron estancados
en los 31 millones de euros, con un ligero descenso de las ventas en
España (-1,8%). Su principal línea de negocio es la
comercialización de textos de la sección Nacional a periódicos, que se redujo el año pasado casi un 5%,
hasta quedarse en los 8,2 millones de euros. También hay una menor demanda de teletipos
sobre deportes; mientras que otras líneas de negocio
suben, como la de servicios no informativos, que ya suponen 2 millones de
euros. La cobertura de la información deportiva ha sido fundamental para muchos
medios, de distintos alcances y características, pero que han hecho seguimiento
del desempeño de equipos y entidades representativos en su ámbito de
influencia.
La
agencia pública es consciente de la crisis a la que está sometido su modelo de
negocio tradicional. Los periódicos impresos cada vez tienen que recortar más
en este tipo de servicios para hacer frente a la crisis publicitaria actual y
de venta de ejemplares. Y en el caso de los digitales, con estructuras más
pequeñas, EFE reconoce que le está costando penetrar en ellos.
Además
del recorte de ingresos comerciales, la crisis económica que arrastra EFE desde
hace muchos años es consecuencia de sus elevados gastos. Solo en costes de
personal la agencia pública -que tiene 1.123 empleados a cierre de 2021-
destinó el año pasado 66,9 millones de euros. Es
además un 2,6%
más que en el año anterior. La compañía presidida por Gabriela
Cañas explica este aumento por las revisiones salariales colectivas que se
han producido en la agencia y también para hacer frente a litigios derivados
del ERE de 2012.
La
agencia tiene un problema adicional constatado en el envejecimiento de su
plantilla. Su fuerza laboral tiene una edad media de 52 años y
el promedio de antigüedad se va a los 24 años. Por ejemplo, en su
plantilla en España solo hay 27 empleados menores de treinta años, el 3 % del
total.
Todos
estos problemas que arrastra EFE se van a intentar solucionar mediante la
ejecución de un Plan Estratégico diseñado para los próximos cuatro años,
que ya está terminado pero que está pendiente de la aprobación de la SEPI.
No
obstante, en las cuentas anuales de la compañía se esbozan algunas líneas
estratégicas que la agencia pretende emprender. Una es la de rediseñar su oferta de
contenidos
para adaptarlos a los medios digitales. Para ello, la
empresa pública prevé un sistema de tarifas más segmentadas que
puedan estar al alcance de medios más modestos. Además de ello, EFE asegura que
está reforzando el
área de comunicación corporativa.
En
fin, que hay que afrontar una nueva etapa, con medidas que pueden ser
dolorosas. Pero se trata de una estrategia para afrontar el futuro en
condiciones competitivas de seguir ofreciendo un servicio público de indudable
valor en el plano de la compleja y exigente comunicación de nuestro tiempo.
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