Sobre
el papel el dato es bueno pero habrá que cómo lo valoran las
autoridades educativos, los docentes y los expertos: según el
ministerio de Educación, cruzados los datos estadísticos de la
Encuesta de Población Activa (EPA), dependiente del Instituto
Nacional de Estadística (INE), y la Encuesta Comunitaria de Fuerza
de Trabajo (Labour Force Survey), de Eurostat, el abandono temprano
de la educación y la formación se situó en Canarias en 2017 en el
17,5%, un 1,3 % menos respecto al año anterior. En el conjunto de
España, la tasa es del 18,3 % y descendió un 0,7 %. Canarias está
entre las nueve comunidades que figuran entre las que están por
debajo de la media nacional, analizado el porcentaje de población
entre 18 y 24 años que no ha completado el nivel de Educación
Secundaria y no sigue ningún tipo de formación o educación.
El
ministro del ramo, Íñigo Méndez de Vigo, ha aprovechado para
recordar que el objetivo trazado para el año 2020 con el índice de
abandono educativo temprano es estar por debajo del 15 %. Y es que,
pese a que siete comunidades autónomas han logrado reducirlo hasta
situarse por debajo de ese umbral, la media nacional aparece muy por
encima de la europea.
Los
datos del ministerio de Educación, por cierto, revelan una acusada
diferencia entre varores y hembras pues mientras los primeros
abandonan o no siguen estudios, en un 21,8 %, las segundas alcanzan
el 14,5 %. La evolución desde 2008 refleja que la disminución del
abandono de los hombres está siendo bastante mayor (16,2 puntos) que
la de las mujeres (10,6 puntos). Siempre según los datos del
ministerio, el año pasado la tasa de abandono de la población que
posee la nacionalidad española descendió hasta el 15,9 %,
suponiendo una mejora de 0,6 puntos respecto a 2016. Esta tasa es
menos de la mitad de la tasa de la población extranjera, 35,8 %,
aunque en 2017 para este colectivo disminuye 1,7 puntos.
A
la espera, como decimos, de esas valoraciones, sirva como adelanto la
que formulan la Fundación del BBVA y el Instituto Valenciano de
Investigaciones Económicas (IVIE) que recomiendan combatir el
abandono educativo temprano con acciones y programas que “permitan
reincorporar en el proceso educativo a los jóvenes que salen de él,
reducir la repetición de curso y concienciar de las ventajas a largo
plazo asociadas con alcanzar estudios posobligatorios”.
Esto
significa que hay que seguir esforzándose. Primero, en evitar
deserciones educativas que dejen incompletos lo estudios iniciados. Y
luego, en posibilitar opciones de reincorporación que signifiquen
oportunidades para disponer de las titulaciones que luego son
exigibles para acceder al mercado laboral, cada vez más complicado
pese a los vientos favorables de la bonanza en algunos sectores
productivos.
La
citada Fundación señala, precisamente, que la recuperación
económica en nuestro país incide de distinta manera en la situación
laboral y educativa de los jóvenes españoles, “en función de la
Comunidad Autónoma en que residan”.
Lo
dicho: a seguir esforzándose.
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