La
Unión General de Trabajadores (UGT) lo tiene claro y lanza su
mensaje: 2018 tiene que ser el año de los mil euros de salario
mínimo por convenio. ¿Cuál será la respuesta de la patronal? Es
toda una incógnita después de ciertos discursos, entre los que no
falta el de los propios empresarios, partidarios -al menos, algunos-
de elevar los salarios.
En
teoría, el acuerdo alcanzado hace poco para fijar una nuevo Salario
Mínimo Interprofesional (SMI) es un antecedente positivo. Pero las
centrales sindicales no se conforman y han hecho sonar sus timbres
reivindicativos de otra redistribución de la riqueza y del poder
adquisitivo como soportes esenciales de unos salarios dignos.
Por
eso, UGT es partidaria de renovar, que no prorrogar, el Acuerdo para
el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), hasta el punto de
condicionar su firma si hay plenas garantías de mejoras de los
salarios y de los derechos de los trabajadores. De ahí surge la idea
de los mil euros como salario mínimo... y por convenio. Para que no
haya dudas.
Si
se acepta la bonanza económica plasmada en registros de crecimiento
y si se admiten los buenos resultados de las empresas (el Producto
Interior Bruto (PIB) se ha incrementado a lo largo de los últimos
cuatro años, de modo que aquéllas ya han recuperado los beneficios
previos a la crisis), es consecuente que los sindicalistas traten de
impulsar un reparto equitativo de la riqueza a través de la
negociación colectiva. Objetivo: los mil euros.
Pero
también se trata de mejorar las condiciones laborales. Y eso
significa propiciar la creación y mantenimiento de empleo estable y
de calidad, recuperar la ultraactividad de los convenios, hacer
hincapié en la protección de los trabajadores en las pequeñas y
medianas empresas y fomentar la igualdad de trato y oportunidades en
todos los convenios.
Sobre
el papel, y en el actual contexto sociopolítico -no olvidemos la
proximidad electoral- los retos son muy interesantes. El secretario
general de la UGT, Pepe Álvarez, tras subrayar que las peticiones de
su organización son justas, señala que “la patronal tiene que ser
consciente de que se trata de medidas positivas sobre el consumo y la
economía”.
Pero
no todos los empresarios parecen dispuestos a satisfacer ciertas
demandas. Se ha comprobado con las reticencias para transigir con la
revitalización del convenio sectorial que pretenden los
trabajadores. Pero es que, además, el empresariado debe ser
consciente de lo que entraña la reducción y la reordenación del
tiempo de trabajo, no digamos de la formación y cualificación de los empleados ante los retos de la digitalización.
Tendrán que revisar ciertas rigideces y ciertos anquilosamientos
porque hay avances e innovaciones imparables. Ya se está viendo con
la actuación de las empresas multiservicios.
Y
la patronal debe pensar, además, en la brecha salarial que obliga a
tener en cuenta el principio de igualdad.
En
fin, un año decisivo para experimentar los profundo cambios que se
requieren en el mundo laboral. Primordial, según UGT, los mil euros.
Pero las condiciones de trabajo también importan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario